tamente, pues no quería que el incesante sonido despertar
o ligero. Se acercó a su amiga y le acarició sus ca
n al patio del internado que también compartía espacio con el orfanato. Miró con nostalgia aquella construcción de piedra
ó el camino por un kilómetro y se detuvo en la parada del autobús bajo un enorme roble. No tuvo quen asentimiento de cabeza por parte del chofer-. Me dirijo
a la finca -dijo-. Puedo dejarla sobre la r
ien, g
a. El sol ya se hacia notar con más fulgor dándole a e
nzaba. Árboles fue lo que observó en todo e
ió su recorrido y dándose la vuelta, al otro lado
ió su caminata por aquel lar
ol. Todo el camino estaba lleno de árboles, uno al lado del otro y parecía que
por un momento y suspiró cansada, y la boci
ado y ella no hizo más que a
reguntó el hombre detrás del v
joso cómo aquel. Los únicos automóviles que lograba ver de esa categoría era cuando llegaba
estó su atención a aquel apuesto ho
inmediatamente– Estoy segura
e dirige? –pr
e sonrió al escuchar la información- ¿
una era muy grande y al parecer pesada, y el borde de su vestido estaba sucio y cubierto co
s. -agr
lo, pero al parecer aquel hombre no quería dejarla ir así no
etuvo y volteó a verlo– Resulta que también me dirijo hacia
Subirse al auto de un extraño no
hay mucho fango, con esos zapatos
y evidentemente, no er
locando la cordura de Sophie, que jamás había vist
portaequipaje-. Por favor. -dijo rodeando el vehículo y abriendo la puerta
nte-. Aunque lamento ensuciar su tapizado. -se disculpó por s
e limpiar -puso andar el vehículo y no pudo evitar pregun
tiene dos hijos, seré la instit
mirarla bastante inter
sin ofender, pero creí que del ins
edad y créame que estoy más que capacitada para ser i
, pudiera tener amplio conocimiento para ser institutriz-. Estoy in
rends pas pou
í, no me tom
jamais quelque
haría a
quel hombre que tenía una sonris
rió, Sophie-. Debo admit
bien o para mal. -añadió y Sophie, no pudo evit
-quiso saber Sophie, para matar el s
institutriz se marchó por que no supo cómo manejar a los niños -Sophie, lo miró at
Sophie
r problema con eso? El señor Müll
re hay un nuevo berrinche de los niños y es cómo si tuviera un don para tranquilizarlos. Siempre estoy ahí para intermed
no tendrá quejas con uste
cirme ¿Cómo es él? -preguntó nerviosa- He e
lla por unos segundos y r
espondió-. Aunque la mayoría de las v
nací con una paciencia i
go joven, pero eso no le quitaba en a
ega
te a ellos. El vehículo avanzó y atravesó un camino de grava y rodeando
puerta de su acompañante como el caballero que siempre era. Sophie
Pe
es que se asomaba por la puerta principa
taba devolviendo- ¿En qué lo ayudo señor? -preguntó al fin al notar lo que quería d
ita Moore, con su
, s
rtaequipaje y sacó de ah
yo puedo hacerlo.
o estoy yo. Este es mi trabajo. -d
gracias,
sa amable y Peter, le hizo
par en par las doble puerta principal-. Espere aquí en la
s, muy
isión de Sophie, quién se quedó maravillada con lo enorme que era la sala, imagin
ó a su lado con dirección a las escaleras, le hizo un l
ar de un lado a otro co
s decían y posiblemente también era gordo y calvo. Se río de sus propios pensamientos,
é hacía el mismo hombre que la había llevado en su automóvil, ahí frente a ell
reguntó desconcertada, con una gota de inoce
re, yo soy el
color de un tomate, pues la vergüenza se habí
e y él asintió en respuesta- Todo este trayecto
respondía. Me disculpo por eso. Pero a