s ant
ando que su nuevo entretenimiento fuera entregad
ue llegaba hasta el suelo, con un pronunciado escote en V - vaya... que cambio - admitió observandola, su cabello castaño perfectamente arreglado en suaves rizos que caían sobre sus hom
no; dónde había la clara marca de unos dedos que la habían sujetado con
eres? - de
mbro frente a ella, el cual estaba sin camisa. Era alto, alrededor
ntre la mercancía de
ago - respondió amargamente. No olvidaría la
billa para obligarla a alzar la cara y mirarlo directam
za, parecía tan tranquila que para
más a ella, hasta el punto de quedó acor
la, él colocó su mano entre su cu
s ajenos en un beso hambriento. Su lengua invadió la boca femeni
sobre la cabeza de Ariadne apegándose aún más a ella
eve a tocarte lo mataré - aseguro, hablando muy cerca de su oído, con su mano derecha apartó los mechones de cabello de la chica para tener acceso libre a su cuello, depositando besos en su se
os de Alessandro comenzaron a acar
eo, solo sentir la calidez que crecía entre las piernas femeninas le hacía en
la chica, rasgando la frágil tela del vestido para deshacerse
s, su piel tersa era tan provocativa que de
nte la inesperada acción, sorpresa que fue sustituida rápidamente por la vergüenza en el mo
e la hicieron retorcerse en su lugar a causa de la abrumadora sensación - ha, ha... eso sí que no - reprendió cuando ella intento cerrar las piernas ante las caricias que le daba,
pezón de uno de ellos, haciéndola jadear... lentamente fue continuando su camino, besando el valle entre sus s
zo gritar su nombre,
ambiar las sábanas de la habitación y a arreg
si hubiera jurado no abrir la boca nunca más o como si no confiera en absolutamente nadie en ese lugar - el amo Alessandro muy poco toma mujeres de l
la mujer, por un momento sintió que miraba a un cuerpo
cogieron en una cola alta, la maquillaron para finalmente llevarla ante la presencia de su amo. Quien se encontraba
por una simple puta - l
as son muy claras: la traición se paga con sangre
ue de rabia el hombre saco un arma apuntando al mucha
porque parecía estar tan tranquilo, hasta que escucho co
a amenazar a tu amo? - al mirar sobre su ho
bía sorprendido cuando la mujer tomo el arma de uno de los guar
a... - señaló hacia los hombres que ingresaban armados contra la amenaza, se puso de pie acercándose al sdor, había decidido ignorar el atentado ya que esa noche se
zarlo cuya vida había Sido cobrada por la mujer - se han manchado mis zapatos... que lastima - se lamento la muchacha, alejandose del cuerpo para apoyarse de Alessandro para quitar sus zapatos m
es de entre sus manos y se marchó, observó la espalda de Ariadne como se alejaba d