fa
os sentones y algunos azotes. Es glorioso despertar con Natalia a mi lado, lo que
hombros, sus pechos, en todo el cuerpo tiene marcas y yo estoy igual o incluso
hambre –
ia hora y vamos a desayunar juntos a
con una sonrisa. – Y es
l entrecejo y quitĂł su
ital y en otros lados, asĂ que te
oy a estar contigo
nto y tierno beso. Sin prisa, sin luju
donde se cambia de ropa, se maquilla y nos vamos al hospital. Al llegar al hospital varios la miran, para empezar estuvo como cuatro dĂas en el hospital golpeada, despuĂ©s desaparece porque se mantu
mporta, que digan lo que quieran, si con estás idioteces voy a tener a Nata
ivilegio de ser una perra desgraciada. DejĂł las cosas en el escritorio mientras ella se a
gunos chequeos ¿okay? – me mira y yo
no me dejó dormir – pongo mi antebrazo sobre mi cara y
despierto solo para verla trabajar, tiene lentes puestos, el c
ue te traiga
, ya casi
lidades que ha hecho. Tiene conocimiento en medicina militar, joder. ¿Hay algo que está chica no haga bi
me frente suyo. – SĂ lo recuerdo... EstarĂ© en media hora – me mira. – LlevĂł compañĂa... Es un ase
a? – digo
oma mi rostro en sus manos. – Voy a extraer órga
rás verte
manos extras – acaricia mis mejillas
ada de esto –
ja, pero ni no vi mal, un MarĂn aprende rápido – me
a entrelaza nuestros dedos y se siente bien, joder se siente muy bien.
r en cajas y sĂ© que desde ese dĂa tiene dudas y preguntas atascadas en la garganta.
el otro dĂa en su habitaciĂłn se nos puso frente. Cuando creo
me mira y mira nuestras manos,
n Alf – l
rte a tu casa p
– No estuve en mi casa, de hecho ahora él se
sonrisa y siento como me aprieta la ma
spero vert
ano para irnos. – Cancele nuest
go cuando subimo
cuidado vea a alguien tratando de meterse en tus pantalones, pero conociéndote
onriĂł y ella me fulmina con la
vive ella. Tres habitaciones con baño en la segunda planta, y en la primera planta tiene una oficina, cocina y com
no se me olvide el nombre. Me hace una prueba rápida y acierto en casi todas, volvemos a subir a la camioneta y vamos a una ubicación que está al sur de la ciudad, casi en los barrios llenos de p
aza a un chico afro con r
e de buscarte pero
Ă© – sonrĂe divertida. – Pues
irĂł, es otro afro de casi dos metros, tiene mi edad y est
diota – dig
Doctora Hyde, espero en verdad que le alegre la
os dientes cuando escuchĂł la risa de la
a, vemos a dos tipos, a uno le acaban de dispa
gunta Natalia, poniéndose unos guante
o una
– Mira – me señala. – La bala no salió, por l
bro ¿no? – d
gar y los cuerpos con alcohol, nos vamos a preparar, diez minutos tien
os cuerpos mientras que la pandilla llena del alcohol el lugar. Me indica co
erebro, viaja la bala con el flujo sanguĂneo, la bala pudo haber afectado otr
ionado – dig
eĂ que harĂa esto c
Ă© te re
, lo sabes – me da un
SegĂşn Natalia eso garantiza su trabajo y en parte tiene razĂłn. Le dice a Lamar qu
ar y donde no, me explica como funciona cada cosa, la veo extraer los primeros Ăłrganos intacto
a disparar debes saber donde hacerlo, porque si no jodes el trabajo. Un
o Ali
xac
abre la cabeza, Lamar se va a vomitar, yo he visto cosas peores tanto en la Marina como en mi trabajo,
de seguir con el segundo hace unas lla
agamos el siguiente y nos vam
cuando lo desangro por la yugular. Ahora me muevo más rápido y
trae los garrafones que están en la part
a y enseguida llevó los garrafones. Todos nos alejamos cuando ella comienza a rociar el ácido en l
cĂłmo se hacĂa est
e desintegra el último cuerpo. – Es m
me sonrĂe. Se aleja
mĂ cuando ya estoy
ia? – pregun
y loco –
nces qu
tu novio el grandote – el chico asiente con la cabeza.
cuando veo que Natalia ya
ado – dice Ro
sas – digo
orque va centrada respondiendo mensajes y llamadas a las que no le presto atenciĂłn. Cuan
ién e
lo no te debo dar instrucciones – comienzan a bajar las hi
portafolios y me mira. – Amigo, debes
mio – aseguró y ella p
– se acerca a
estrecho
nuevo y que no sea con camis
romitas y los mat
– me da su tarj
ra hasta los muebles son producto de maf
u es
compañero sexual, te matarĂan – me
sobre la camioneta. –
justo, m
uiero hacerlo, me gusto lo que vi y la
o con la cabeza. – Lo
******
ño y a veces no. Hoy es uno de esos dĂas en lo que tengo que ver mis acciones y no solo
? – dice Natalia cuando ll
ndo ella muriĂł me dejĂł todo a mĂ, no a mi padre y fue bueno, Ă©l ya hubiera dejado todo en la
acemos aquĂ, entramos al ascensor y pongo el
sabes el
ándola. – Tú calladita nada más, solo vien
más de una vez la he follado allà mismo, y Natalia lo no
Loc
o un par de mujeres con traje a las cuales también me he follado, ya nadie se sorprende por mi
– saluda una d
capaz que si la mirĂł Natalia la m
s presentara a su novia – dij
ando – lo miró y
esa, la competencia de otras y más cosas que me hartan pero a las que pongo atención. Miró cada tanto a Natalia que
Russo son las mejores y las más grandes, este
pero nada importante – d
el Director. – Bueno, eso es todo
ia que sigue con la misma cara desde que supo
Natali y salimos
el – s
– digo m
jamos, cuando salimos del edificio soltĂł
qué vives as� ¿Por qué no te dedicas a
Ăłn de varias personas, la tomĂł de los braz
ero
a conozco de toda la vida, me siento unido a ella de cierta forma. TomĂł
por eso que te diré todo
tá b
un lugar donde hablarem
par de horas de ahĂ, tengo un pequeño restaurante o más bien m
s, tomé su man
re de la entrada. – Que gusto
digo mirándolo. – ¿M
uesto, lo
una mesa que está fuera de la vista de todo el mundo, n
zco algo e
, y digo lo mejor de lo mejo
– se reti
s muy buena – le digo
onrĂe. – Bueno,
rta, Pablito sabe muy poco, casi nada, Lara sabe otro tanto, pero nadie más
eres Rafael, sĂ estás confiando en mĂ, es porque
beza y le doy un