dicho que no salieras
ms no llegó y estoy preocupada... él nunca lleg
nne... la acomp
mi lado, pero al mismo tiempo me preocupa, después de todas las heridas que me ha tocado sanar,
e y se esparce por el viento perdiéndose poco a poco, para tratar de calmar mis nervios, le he preguntado por su día, me obse
rabajo en el ministerio y ha habido muchas quejas- Se queda callado por un
phonse, gracia
o paranoica o quizás no lo suficiente, no lo sé, es la primera vez que me enfrento a una situación como esta y no sé cómo reaccionar. Del miedo que siento, h
e- Susurré lo má
ndo- Contestó él con tranquilidad, c
vamos
calada y luego tiró la colilla al suelo, con su mano derecha acomodó un poc
ta que escuches, corré hasta que t
oy de mucha ayuda, pero... ¿Dejarlo solo? No t
i vida por protege
sería absurdo ¿Por qué se enamoraría de una novicia, que además es huérfana? No tiene sentido, estoy segura que el señor Alphon
e lo suelto del brazo y empiezo a alejarme, mis piernas apenas responden del miedo que siento, miro por encima de mi hombro
tro lo esquiva sin dificultad alguna; parece que sus peleas anteriores están dando sus frutos ahora, porque hasta el momento, el señor Alpho
e dejado de respirar por unos momentos. Mirar como Alphonse pone su vida en riesgo hace que los vellos de mi piel se ericen,
n asustada y aterrada que mis piernas no me responden y si me muevo, seguramente voy a caer al suelo, pero aun así trato de armarme
como si lo que hizo no fuera nada o estuviera acostumbrado. El hombre que salió volando, derrapa contra el suelo con la cara, pero casi enseguida se levan
aprieto con más fuerza mi maleta y sin dudarlo golpeo al extraño en la cara, haciendo que se distraiga y me voltee a ver furioso. Antes de que se abalance sobre mí, el ministro le clava algo en
mposible que alguien se vuelva polvo y lo sé porque ¡Trabajo en un hospital! me ha tocado llevar cuerpos a la morgue; si es que se le puede decir