a Da
mo lo que represento, una diosa egipcia. Les doy las gracias y salgo al escenario, y como es de todos los días, ahí está él, Damián en primera fila, antes no me provocaba nada qu
.
ramos de rosas rojas, sólo que hoy veo en un
hermosa que ha ca
n McC
uficiente de eso hace unas horas cuando insistía en llevarme a casa. Sumándole que como jefe es muy fr
que insiste en verte. -Y pue
ro verlo, ya es suficiente en
como quiere. - Eso e
ña es mi prioridad. -Digo con serie
y muy cansada y quiero dormir, ya que mañana me espera
bre como él, guapo y exitoso sea soltero, debe estar casado. -Recuerda que te confundió
e renunciar a ser bailarina? Porque presiento que este trabajo de oficina me va a absorber, ¿Qué tal y necesitamos
.
ana sigu
tener la idea loca de viajar con mi jefe, o de
desayuno e
daba que se está quedando todas la
noche? -Me mira
ión del atrevimiento de mi je
entra a la cocina y la cargo dá
mi luz, cuando más me sent
sh
e esto, estoy esperando un hij
rma de una maldita vez. -Me avienta los papeles al pi
ocilga de casa, va con tu personalidad. -
poyaba, y ya no iba a permitir que nadie me ayudará más. Así que debo buscar un
rá feliz de tener una familia
l flas
ujer y tuvieron un hijo, entonces comprendí que n
ido a mi ahijada. -¿Qué haría sin mi mejor amig
.
llegar? -¡Dios! Si sólo
.. -Me i
e a trabajar. - ¡Vaya! Debe estar molesto
mí, que tal que me descubre y pierdo mis
No debo corre
mis pensamientos. La miro y es muy bella, ad
udo y va directo a la
hermana de Damián?
. -Digo un p
íe y es muy guapo, además de que
también entra
.
mi jefe me llama y debo ir o
hy. -Trato de que m
ni. -Dice con frialdad. ¿Qué
aria las pida, puedo hacerlo y
ad. -¡Es un idiota! ¡Dios! Como me gustaría decírselo en su cara, pero si lo hago, e
de la oficina y hago el pedido. Ahora debo esperar el tiem
los ojo
ña Rosie. -Siento unos pasos y abro lo
mpáñeme a comer
esperar la... -Digo con nerv
encargue de ello. -Que ganas de abrazarlo, si
, tomo mi bolso y sa
.
iempre esta malhumorado. -Dice en
se debe ese malhumor.
debe contar. -¡Diablos! Esperen... acaso ¿m
endo. -N
.
r. Lennox, es amable y carismático, no
estaba? -Y hablando d
omer. -Digo un
te día señorita Carter. - ¡Dios! Si que
e interrumpe, co
importan sus excusas
culpable, la invité a comer y no medí el
trabajando. - ¡¿Qué!? No, no, no y no,
o siga. Se acerca a mi oído y h
gar tarde, dos veces. - ¡No! No p
lla. -Está vez es la he
o eso, se va a su oficina ysuela, y no sólo es por mi hija, sino mi trabajo en el club. Ahí me pagan por noche,