canso, aunque algo corto debido a que a Luke sólo le habían dado cinco de los diez días de vacaciones que había solicitado. Eso y sus padres pusieron e
. Por las noches soñaba con el cuerpo de su vecina, con esas curvas peligrosas que lucía, y con la forma en la que se comportaba. No sabía si era todo parte del show o, si de verdad, la
ubiese gustado quedarse en casa, pero ya se había comprometido con los muchachos, y no podía echarse atrás, aunque le hubiese gustado
ncillas, como reparar algunas fugas, cortar el césped y sacar la basura, pero cuando se ofrecía a llevar las herramientas que había usad
kali se encargaba de buscar las llaves de la cabaña que
ló enojado Freddy-. Al menos podríamos haber buscado una
ver como una mujer con una bebé brazos pasaba frente a él. Era una mujer muy hermosa
niños? No quiero ni imaginarme
pre quieren tomar el control. En sus casas sólo son ignoradas por su marido y sus hijos, y que alguien les
de lo que hab
o a las mujeres madu
migos entraron con entusiasmo, explorando cada rincón de su refugio temporal. La cabaña era a
ddy y Luke, cada uno se instaló en sus respectivas habitaciones y comenzaron a desempac
ó dejar de lado sus pensamientos sobre la señora Prince, centrados en el presente y en disfrutar del tiempo con sus amigos.
hol y la pipa de agua que pasaba entre los muchachos, más pronto que tarde estaban todos demasiado dopados para valerse por sí mismos, el único que estaba me
bir a Alkali por las escaleras
o, sumido en la nebulosa densa y pesada
cerlo -gruñó Luke mientr
der dormir si no me
momento de mezclar todo -insistió el muchacho. Te
favoo
n! -gruñó Luke-. ¡No
mo, a
ate l
go, Luke tomó la cintura de los shorts que estaba usando Alkali, y empezó a bajárs
n ese momento mientras se daba vuelta en la cama para quedar de costado hizo que Luke blan
le quedó viendo, mientras la tarjeta le devolvía la mirada, insinuante y seductora, como el trasero de la señora Prince cuando hacía su papel de RedWitch... Lo
nidad de Salem y toda la fortuna que habían amasado era gracias al aporte de los contribuyentes. Todavía podía recordar cuando Alkali y él vivían en el barrio, ambos habñian crecido con los mismos amigos, y hecho las mismas travesuras, pero todo cambió cuando su padre se metió en política: Se mudaron a los suburbiosvió a guardar en su lugar, la metió dentro del pantalón y lo dejó a los pies de la cama. Salió de la habitación, se encerró en su dormitorio, abrió
icación push apareció en la pantalla del teléfono, avisándole que había un treinta por ciento de descuento en la compra de mil tokens, y lo mejor de todo es que sólo costaba cien dólares. No lo pensó dos ve