PRISMA ENTERTAINMENT mientras Jenna se emocionaba por su primer día
quí estoy-, dijo Jenna con una amplia sonrisa, sintiéndose completamente diferente al día anter
la recepcionista por los pasillos iluminados, dirigiéndose hacia la majestuosa oficina de su nuevo jefe. Aunque había tratado de estar mej
a que le resultaba familiar. Era nada menos que Joshua Sullivan, su antiguo jefe, ahora conv
, entrelazando sus dedos, si
vo. Pensé que no aceptarías la oferta después de lo su
más imaginé que usted sería el CEO. Me siento muy avergonzada-, respondió Jenna, bajando la mirada
día. Los instintos de lobo se despertaron, y él no pudo resistirse a roz
bido a los nervios. -Señor, ¿podría decirme cuáles serán m
ó, sintiendo que ella podía pensar mal de él. Jenna levantó la cabeza
tiempo, me gustaría saber acerca de mi puesto de trabajo-, respondió
abrieron sorprendidos al ver el amplio y hermoso espacio destinado para ella. Era un lugar que no solo sería su oficina, sino
hermoso escritorio de cristal, una laptop de última generación, un gran ventanal que dejaba entrar la lu
as tocaba con sutileza todo lo que la rodeaba, sin
me-, le explicó Mathew, acercándose a ella con una mirada que la intimidaba, pero también la atraía. ¿Qué tenía ese hombre que la hacía senti
eñor...-, respondi
o. En un acto impulsivo, le dio un dulce beso, provocando una corriente eléctrica en todo el cuerpo de Jenna. S
ce voz que encantaba a Mathew. -M
erdo, puedes firmarlo. Siéntete como en casa-, le indicó Mathew, sin dejar de observarla. Jenna se sentó ante su nuevo puesto de trabajo mientras él la m
e salir de su oficina. Al hacerlo, sentía como si la mirada de Jenna se hubiera quedado impregnada en sus ojos. Tenerla tan cerca sería más difíci
er. Todo había sido tan vertiginoso que no podía justificar una posible atracción hacia su jefe, ¡es
te a su amiga Yulieth, quien debía estar al
año que me llames a esta hora-, re
extraño. El hombre que me ayudó ayer resultó ser mi jefe,
a tu situación, eso hará que tu trabajo s
que entre él y yo hay algo más-, expresó Jenna, notand
rlo claro. Debes estar alucinando, mujer. No has dormido bien o algo, eso no puede ser posible.
Era cierto, era completamente ilógico que alguien como él se interesara en ella de e
nido lo que me ha hecho pensar cosas que no son. Gra
plicándole su contrato. Ahora, Jenna era la jefa del departamento de diseño interior, pero ni siquiera había tenid
y cerrar de ojos, y estaba ansiosa por enfrentar este nuevo capítulo en su vida profesional. Sin embargo, una parte de ella seguía pensand
punto de dar un giro inesperado, y solo el d