enguante iluminaba la habitación. Aunque faltaban unos días para que la luna llena lo convirtiera en la fiera que llevaba de
el timbre de su casa lo alertó. Mathew abrió la puerta
? -, la interrumpió, sin d
is llamadas. Además, soy tu prometida, ¿no puedo venir a tu mansión cuando quiera? -, M
te llevaré a casa-, Mathew trató de cerrar la puerta tras de sí, pero Marg
amor-, Margaret comenzó a besarlo apasionadamente y a acariciar su espalda,
el deseo como en el pasado, pero su mente solo podía pensar en
agotado. En este momento...- Mathew apart
igo-, Margaret se acercó de nuevo, colgándose nuevamente de su cuello. Él trag
ncadenado una rara obsesión, y aunque estaba comprometido con Margaret, su mente y corazón estaban ocupados por otra persona. La lucha entre su
que él la tomó por la cintura, sus lenguas se enredaron y él, sin más, borró por co
ente Margaret subía y bajaba agitado, Mathew se quitó la camisa, dejando al descub
o expuesto el gran tesoro que él ya tenía listo para ella, los ojos de Margaret se abrieron con lujuria al ver los más de
emasiado, pero no solamente por lo que su prometida le estaba ofreciendo, sino que cada vez que veía hacia la escena de la mujer sentada en su sofá, dándole placer a su entrepierna, imaginaba el rostro de Hanna, devorándolo por completo, esos pens
problema, mientras que ella consumida por la lujuria, exponía su cuerpo para que él lo llenara d
s, de un momento a otro, la poseyó, los ojos de Mathew estaban fijos en la mirada de Margaret, que, aunque no
uerdo con su tutor de casarse para proteger su capital, ni todo lo que tenía estable y a
ás fuertes, más agudas, más
thew no cerró por un solo instante sus ojos, siempre mantuvo fija su mirada en la m
ntracciones de Margaret llegaran al instante, ambos se consumieron en un orgas
a y se sirvió uno, ofreciéndole uno a Mathew que recién est
ho el amor de esa forma querido, me encanto, fue salvaje, descontrolada, feroz- Margaret apenas suspir
rte ya M
contigo, ¿Qué te pasa cariño? - ella se levantó, con su cuerpo desnudo, se lanzó de nue
arde, llamare a mi condu
propia casa y despues de lo que paso entre los dos, no te comprendo- Margaret
me quiero quedar contigo cariño, espero que lo entiendas, por ahora no vivimos jun
et se puso sus zapatos y se acercó a Mathew, lo miró de arriba abajo y especto -no te creas el más importante cari
vida, esperando por él, pero ni siquiera podía tenerla en sus brazos, Hanna se estaba convirtiendo en una rara obsesión para él, no salía de sus pen
staba cambiando y aparentemente era para bien, pero su corazón aún estaba enredado, por una parte no dejaba de pensar en su novio infiel y por otro lado, la imagen del