sión, pues sus pies le gritaban de cansancio. Caminaba a paso apresurado, jala
puedo! -se
a que mamá lleva más cosas q
atención -. Caminen rápido,
-se quejó Annie, mi
as cosas en el morral, ni la
-le pidió Annie a su hermano, al tiemp
próximo viaje no te a
ue sus hijos se llevaran bien, obviamente no faltaban las peleas no
lmente, la pequeña había echado más cosas de las necesarias en su equipaje, aunqu
n? -pregunt
o Billings, Montana, favor abordar por la puerta de
estro vuelo! -gritó
bajo la atenta mirada de los demás viajantes
-comentó Annie confundida, mie
aviones -le explicó, mientras llegaban a reportarse con lo
ca, mientras se paraba junto a su mamá, qui
raste al baño cuando salimos de casa? Mamá te dijo que fuera
ía ganas de ir al ba
año, además, no ven a su padre desde hace meses -les recordó Georgia
Tommy, haciendo que a su mamá se
pero saben que su padre está anhelando v
sotros y para que no nos extrañes tanto. Tú también nos mandas fotos de lo que hagas con
-contestó
culpa el itinerario se había movido unos minutos. Annie caminó por el pasillo, sintiendo como si todos la juzgaran por haber tenido que entrar
paje, mientras que Georgia se encargó de ayudarle a sus hi
último libro comprado. Las dos horas y media de viaje pasaron rápidamente, por lo que, Georgia no sintió que alcanzó a des
maletas, que yo voy a alq
a con ruedas, mientras que Georgia apenas llevaba un pequeño morral con lo ne
ndo el papeleo para alquilar el auto. La niña lo miró y levantó las
espondió la pequeña
¿y si la nueva novia de pap
Georgia, llegando a tiempo para
o que levantaron los hombros s
no duden en llamarme. No voy a permitir que nadie los v
la misma forma en la que su m
mos varias horas de camino
bía empezado a negar ante la petición de su mamá -. En
ras son de viaje?
ó Georgia, aunque ya estaban caminando hacia lo
levó su mano al pecho. Georgia y Tommy se r
muy concentrada en la carretera y con el navegador activo, para no irse a perder, pues la nieve tenía parte
apresuró en contestarlo, par
Al
... ¿Cómo ha e
en. Ya vamos
aber podido i
nías una entrega importante y yo
do. Acá los estoy esperand
ings, ya tengo reservado el vuelo de mañan
ien. No
S
traba entumecido, aunque era mejor estar dentro del auto con la calefacción y no afuera, donde el pa
vo escuchando canciones navideñas y clásicas de fin de año, esas que durante sus veintisiete años de vida
e apenas tenía un poco menos de seis meses y ella había vuelto a la casa de sus padres, pues su matrimonio con Stephen había llegado a su final. Las lágrimas se abarrotaron en sus ojos,
. ¿Ya l
lidad, con prisa se limpió la mejilla y mir
nció y dos minutos después, estaba en
apagaba el auto, la puerta se abrió y Stephen salió con una gran sonrisa,
tando a Tommy, que estaba
a puerta del auto y corrió a salu
su pecho -. Ya no estás tan chiquita -dijo y la bajó al suelo
s regulado que su hermana, pero
ó y dejó un beso en su coro
xpectantes, su padre llevó su mano a la espalda
os del niño hubiera sido un mes atrás, pero era la pr
papá -re
Annie con desespero y a punto de arrancarle el regalo
su boca se abrió
pá! ¡Gracias! -A
ndose a ellos y al ver el auto de colección
rcándose a ella, que venía co
Teph -l
e -ofreció, para romper
auto y después entraron a la casa, tod
entemente, robándoles una risa a sus padres -. Pues están de buenas, porque
i? -preguntó Anni
hen y ella volvió a asentir un poco dudosa, pero las mirada
en esos seis meses sin verse debido al proyecto en el que él se encontraba. El papá los escuchó atento, aunque ya sabí
no lo hacían. Gracias a lo parlanchina que era Annie, el silencio de los adultos no fue
asintieron -. Se portan bien, le hacen caso a su papá y espero que no s
noche -prometió Ste
posible, pero tenía un nudo en su garganta, pues era el primer año en el que no co
llings -pidió Stephen y ella asinti
llegado y las tres manos que se movieron de lado a lado despid
asaba la nieve caía más intensamente dificultando el camino. Cinco minutos despu
rriendo al auto y ella
pasa o
da un viejo arce se cayó en el camino, unos kilómetros má
r a Billings -dijo e
vo aviso, pues por la nieve las máquinas que retiran el
e volver. En la entrada al pueblo había un hotel pequeño, pero en toda la entrada había un gran letrero que anunciaba s
en la recepción y Gia soltó el aire que estaba reteniendo. Agradeció por la atención y volvió al auto, con sus pies c
el frío de la nieve, pues no quería enfermarse y volvió a poner el auto en ma
llamando la atención de los
enta al ver como Gia se bajaba d