sde que operaron a
noche, comencé
mal episodio de mi vida y que creía que había olvidado al empeza
tenía. Joshua y Madeleine se habían entera
e aconsejó que me quedara en casa hasta que aquello aca
ua me ordenó
.
erlag para continuar con mi trabajo.
tuviera bien, no me im
so a hacer cosas. Tenía bastantes cosas atrasadas,
eñor Schmidt a varias reuniones
aqué el celular. A pesar de que mi hijo había vuelto
quedé mirando la foto que
la agenda del señor Schmidt y preparar la sala de reuniones
l principio de convertirme en secretaria, otro hombre dijo ser el
ando escuché el ascensor abrirse. Jos
isa se esfumó cuando observé que,
es para no tener que
e saludó una voz masculina. - Me
alguna grosería. Necesitaba el trabajo y por lo tanto, me l
días, señ
? - metió las mano
como aquel que dice. Además de que to
como si nos estuviéram
*
ef
mi figura esbelta y me percaté
xcesivamente voluptuosa. Su cabello castaño le llega por
e se lo había cor
o ovalado y facciones serenas. Tenía una nariz respingada y la
nalizan en manos delicadas. Tenía un tatu
gual que sus braz
me - me exigió
Por
iren como usted lo est
oy mirando? - me preguntó él, m
preparar para la reunión. Esta vez no pienso salvarle el c
spañol. En Múnich, las secretarias son
siga así, no tendré miramientos y no me imp
lado, mientras se apartaba de mí y
uando él cerró la puerta, golpeé la mesa dej
iéndose un poco por la actitud de su amiga. Se mi
*
sh
a su puesto de trabajo. Me quedé mirando a la mu
o debes dudar por nada" pensé,
y saber el motivo por el cual se
un número de teléfono. Al cabo de unos seg
se oyó al otro
ver ya, Oscar.
vía. No quiero que lo
tró al despacho. - O al menos deberías llamarla para
irías y que cuidarías de Adrien y d
- comenc
bado el tratamiento y no creo que los médicos me dejen salir hasta
i no es fácil. Cada dos por tres está enfermo. Ella necesita que vuelvas -
, tengo que esperarme a acabar - hubo un silencio durant
senté en mi sill
ría mantener el secreto a mi amigo,
la cristalera, observando a la joven castaña.
domelo. No me gustaba estar en medio de
acho hasta la hor
preparar la sala donde se llevaría a cabo la
la, pero no podía d
oficina. Todos los directores de los departamentos se di
sillas. En cada sitio había una carpeta y un vaso de ag
izquierdo, se sentó Katia,
un movimiento con la cabeza
la reunió
se exponía. Como siempre había hecho, t
n la libreta y suspiraba. Odiaba estar en ese tipo d
rar haciendo que las miradas de Ste
dí a la llamada, sa
rta y los hombres y mujeres que habían en la sala,
tré en la sala, me acerq
go qu
? - me preguntó
l médico me dijo que lo ll
preocupes - me dijo J
éndole que me dejas
s cosas. Al poner una mano en el pomo de la puerta de
s, una
esa puerta,
comenzó a decir Joshu
a con su trabajo - habló seriamente Stefan. – Si sale por
puerta de cristal. Respiré hondo para no contestarle de ma
io, me di la vuelta
ora mismo es mi hijo y si me despide, ¡genial! Así no tengo que verle la c
ala con la bar