dicho escuetamente el General Jarjayes a su único "hijo", Odette. El galardonado general no pudo engendrar ningún hijo varón, así que, en un arre
después de una fuerte discusión con su esposa, so amenaza de separación y posterior divorcio, él no tuvo más remedio que aceptar la única exigencia de la mujer que amaba, con su propia exigencia de que le permitiese criarla como un verd
a sería el tan soñado heredero de la tradición Jarjayes, quien, además, ocuparía
la misma; el travieso nieto tratando de huir sin mucho éxito de la abuela. Su querida nana, que había cuidado de ella y, de todas sus hermanas desde que eran unas recién nacidas, le exigía constantemente a su único nieto ser más respetuosa con la ni
do huérfano y su único pariente vivo era su abuela, tenía solo seis años. Para gran
u padre especialmente, que incansablemente trataba de reprimir todo arranque femenino de la niña, sin contar con las golpizas que era capaz de propinarle cuando consideraba q
, ten má
Deja de molestar y
onmigo, ya estás muy lejos de la orilla. – Dijo
uy a gusto en las aguas del lago, al que habían ido sin p
e cambió. André se dio cuenta de que su amiga estaba en peligro, se lanzó al lago sin pensarlo dos veces,
de bromear! –Él la zarandeaba
padres y, lo difícil que es perder a los seres que uno quiere. En un arrebato de tristeza
ndré? – Dijo
uy desob
es! -le recl
ebes l
, mío... tu deber es salvarm
o por ser tratado de esa forma y que solo le hacía de
nana debe estar esperándonos. -dij
nte, a diferencia del General Jarjayes, que al ver que Amélie estaba cre
cido por eso, siempre eran considerados con él y, no podía negar que lo trataban con especial atención por ser el nieto de la mujer
de las ocasiones, era Amelie quien daba la iniciativa y era André, quien la seguía fielmente. Con el paso de los años, el p
n secreto? Sé que te mandó a llamar para convers
ando de ocultar la verdad, pues había tenido una seria conversación acerca del comportamiento de ambos. El general le había hecho jur
rustaron firmes en sus ojos verdes-. Te advierto que, si no me cuentas, te convertirás en un traidor a
a buena vez!
medio que obedecer al hombre que le había brindado un nuevo hogar, aunque es
a ser todo menos un traidor, no quería defraudar al general por nada
a ni nada. André pensó que ya no podía vivir así por más tiempo, sentía un vacío muy grande
a de los niños, incluso extrañaban el alboroto que c
nzado a hacer lo mismo. Nana, preocupada por la situación, trató de obten
as arreglar las cosas con ella? Sabes muy bien lo estri
a niña caprichosa, fea y malcriada y... -Ni terminó de pronunciar la ú
s la hija del patrón de esta casa. -André se sobaba el pequeño chichón que le había salido en la cabeza producto del golpe, pensando en que
pero, no le pediré disculpas. –Se fue corriendo lo más rápido que p
con cuidado el portón para evitar hacer demasiado ruido y entró sigilosamente. Allí estaba Odette acariciando su hermoso corcel blanco.
por mi conducta... mi padre me dijo que te presionó mucho para que no me digas nada. –La cara de Odette se ensombreció a
e arrojó a sus brazos llorando desesperadamente. Se quedó estático unos segundos, pero, al se
iado... nunca podré lograrlo... no podré entrar a la Gu
su rostro y André la observó por un rato. Se quedó mirando fijamente su triste, pero bello rostro. -Tienes la cara de un ángel... -A Odette pno le par
de verme como un hombre. -Dijo limpiá
é te parece si vamos a nadar al lago en secreto? -Susurró lo último y, a la rubia no se le pudo iluminar más el
vían a ser los amigos de siempre. Que ambos fueran tan unidos agradaba mucho al general, pues, veía en André un excelente eje
a, al igual que su cargo como comandante de la Guardia Imperial. Su padre se sentía muy satisfecho con aquella situación. El general siempr
esó Odette-. ¿Qué pasa André? ¡Pierdes concen
vitación de la Princesa, para ir a su salón priv
tuvieras esas inclinaciones, querido André... - Dijo ella co
que una chiqui
e llam
aceptaste protegerla igual que ella, que a última hora ya no quería casa
late,
s movimientos con la espad
nana... yo... ¡Eres un insoportable! -Se fue a
mbre, lo que se volvía cada vez más difícil, sobre todo, teniendo a su qu
el, y aunque todos la admiraban por su poderosa personalidad, André conocía perfectamente su fragilidad. Si había alguien que realmente la conocía era él, y lo que más dete
André también era el consuelo de Odette, ya que, en él, ella encontraba ese gran apoyo y podía desahogarse llorando en silencio sobre su pecho, o peleándose a puños con todas sus fuerzas. La fortaleza de su amiga lo conmovía y todos los días hacía el juramento de no fallarle jamás.