y exigente, por haber sido criada como un militar. André, por su parte, seguía haciéndose cada vez más apu
caballo. Después de unas horas, se cansaron y dec
e a punto de ahogarme... -Dijo ella
rdo perfe
na niña, no preocuparme por nada y, jugar como lo hacíamos todos
¿Podría haber algo más hermos
provocarle un sentimiento tan fuerte y tan intenso, que él mismo sentía miedo de confesarlo en voz alta. Protegerla siempre lo hacía feliz, porque era la única forma q
u oscura melena sujeta en una cola de caballo a la altura de su nuca. Le gustaba todo de ell
dar a su Majestad, aunque ella es bondadosa, la gente que la rodea es muy mala y astuta, y la pobre es tan ingenu
que no veía muy lejana, pues sabía que su amiga estaba por llegar a su límite. Incluso su padre podría llegar a aceptar que se casara con tal de no perderla y salvarla de cualquier peligro
cia! – Se levantó de un brinco y tomó s
lda y su cabello rozar con el viento, era una fiesta para él, teniendo en cuenta que la ri
ratar varios asuntos del palacio. Con profunda tristeza, tenía que aceptar que su interés por el militar era más que evidente y ante su presencia, la expresión relajada e inmutable de la muje
ión con sus superiores, así que practicar un poco con la espada la ayudaría a relajarse. Se dirigió a la cocina a
ramente Mathilde, la más joven del p
nco o seis años? –cuchicheo
ojos v
l. –Dijo como si se tratara del pla
es mayor que él, en cambio yo s
-Solo por unos años... ¡Reclamo mi derecho a postular para ser su novia! – Ambas mujeres comenzaron a reír a carcajadas.