. –La tristeza estaba claramente r
esas veces te he dicho que tú no has causado nada, fue un
tenerse. Fue en ese momento, en el que Odette comprendió perfec
fueron unos arañazos. –Tr
en el que casi muere desangrada-. Te desmayaste porqu
ue suficiente, que no se toque más el tema, mejor cuéntame algo
n preocupación. El doctor había indicado que era mejor que la
n ostentosos regalos para su joven mujer. Como siempre, la escolta de la Princesa estaba encabezada por Odette y su valet. Aquel día, André ayudó a su Majestad a subirse al caballo, pero, de un momento a otro huyó despavorido. La Princesa, inexperta y muy asustada, se aferró al corcel
ntenciaron con la máxima condena; la pena de muerte. Odette se enteró de la terrible decisión e inmediatamente, trató de abogar por su amigo. Le dijo al Rey que por ser su patrona, el
quier cargo. Felices por la buena noticia, se disponían a regresar a casa, pero de pronto, Odette cayó desmayada. Tenía una herida muy profunda en el brazo, producto de las acrobacias hechas para salvar a la Princesa. Había perdido mucha sangre y, permaneció mucho tiempo inconsciente. L
a evitarte, incluso este aburrimi
mí y vienes a cambiarme las vendas todos los días, así que haberme cuidado desde el ac
remecieron por completo, y de pronto, cayó en cuenta de que su amigo se veía un poco más del
l muchacho se tensó. Se puso de pie y miró hacia el jardín a través de la
mpo, para pensar en una buena excusa
esde su pelea, y mucho más después del accidente, André había estado especialmente inquieto, y su frustración por no tenerla a su lado como realmente deseaba, ya comenzaba a
e pensar en una bu
sas de hombres, sin ofender cl
tar sonreír-. ¿Ya no me tienes confianz
onal y... -d
que no sab
en paz ¿verdad? -
ijo la joven con un
cantina de la ciudad
amente lo miró de pi
cuenta de lo lo que estaba pensando, ella sa
que no
ero que me ll
pondió alarmado-. N
da de varón, cualqui
o, llamarías la atención,
que disfraza
– Se armó de valor
e meto en cualquier cantina, y si algo lleg
ás conva
me siento bien, además estoy muy abu
rendes,
ápidamente. – Salimos esta misma noch
corte, créeme que en la ciudad no vas a encontrar un solo rostro
ónde provengo, y ya basta d
. -dijo él
-Hasta la noche. – Se acomodó en su cama para descansar. André salió de la habitación azotando la puerta.