lado al golpe. No podía creer lo que acababa d
a mirada para encontrar las palmas de una chica, no
a pesadamente y sus hermosos ojos marrón solo ve
para ella apareció de la nada, usó sus manos para detenerlo, como si eso pudiera ser posible.
o que tal vez no haber nacido hubiera sido lo mejor, pero no por ello de
brar el sentido del oído, que al parecer decidió dars
voz y, dejando salir en lágrimas la adrenalina contenida en sus pulmones, que también habían dejado de
untó de nuevo el hombre q
respondió Fernan
re, intentando defenderse de tan a
sin mirarlo-, pero no por eso qu
eguró el hombre-. Casi te atro
erían adecuadamente. Pero, al intentarlo, lo logró. Eso la alegró mucho. Después
eres que te lleve a un hospital?,
stoy bien, en serio. Solo necesito que se me pase el susto. Creo que si
ón, acompañara a la joven hasta esa banca en el parque de enfrente que ella apunt
da al que le entregaba una bo
declaró, haciéndola reír, pues él acababa de
ó la chica-. Estaba dis
ron, rompiendo esa tensión que los envolvía-. ¿Te llevo a
sa. Necesito un lugar donde no m
n alguna situación complicada, pero no preguntó nada. Despué
asa de tu amigo?
r sola -aseguró Fernanda e
me llevarte -p
miró con d
segura de que seas un secuestrador, pero, en caso de que sí, déjame decirte que, aunqu
rrumpió lo que fuera qu
tás bien. Estoy preocupado, eso es todo. Además, no soy un extraño, soy
ó Fernando con un poco de molesti
ntre risas-. Fernanda... Fernando... es u
ó, pero el hom
eguntó él, asombrado
mente. Ciertamente parecía el tipo
mi hermana mayor
ltó asombrado Fernando-, cuando la conoc
espondió sin p
hermana? -preguntó el
lado, descolocando al h
ue no había notado: los rasgos de la chica. Era cierto, ella era justo como recordaba a Emma-
de que hablamos de la mism
iquiera imagina el intentar algo que no fuera correct
saber más de esa mujer que tanto había extrañado, pues la jo
egresado a esa ciudad, tras casi dos decenas de años,
tás bien? -pregu
la chica, regalándole una sonrisa enor
paso de la que comenzaba a irse-. ¿Pod
uso cara d
hombre-, pero, supongo que, por el hombre que n
cabe en un post-it -señaló él
que un saludo cab
es que le d
iga, pero actuando en reflejo inocente, Ferna
volviéndola en sus brazos, y la adolescente se sorprendió ta
de ese hombre que la abrazaba y, cuando el hombre, de tal vez cuarenta años, le sol
-reclamó
enredaron en mi reloj -expl
mbién sobando la parte de su cabeza que había perdido un puño de cabello-, p
levan nada bien? -
esperaba una respuesta, mientras una triste sonri
uspiró en una sonrisa para terminar con la vista e