porque habían muchos soldados, aterrados, confundidos y alterados, copando los caminos. Por todos lados reventaban balazos, volaban helicópteros y ululaban
radiación me dijeron que los hom
o, convulsionan y se d
a, entonces
tora?-, me preg
medicina
tonces?-, pre
. Se ha desatado un contagi
onas se desintegran
una bomba que estalla en la sangre-
as?-, pregun
yn o a Tadeus Malone. Lo que me preocupaba era la suerte de t
-, reconocí. Entonces me dejaro
os hacia las montañas y luego escapar a Tucson. La idea era encontrar a Evelyn. Por eso me acerqué
vayas-, me gritaban ellos des
rdinand!-, les decía p
gras que escapaban a toda velocidad por los escarpados, a muchos metros de distancia. Ella siguió calibrando su arma hasta que ¡pum! reventó el silencio con un certero disparo que a
, preguntó
n chicle. -Dos-
me
la camiseta. Era alta, casi como una torre y esbelta como campeona de natación. Sonri
iéndome con los pelos ajados, boquiabierta, sudorosa, la
igos-, intenté mos
me dijo con su vocecita juvenil y distendida, como si fuera incapaz de matar a una mosca. Colgó su rifle en el hombro, pe
unté al otro soldado q
de lobos-, dijo sin quitar
a tenerl
*
ermos se multiplicaban en el hospital, habían traslados todos los días y los muertos se amontonaban en los patios, envueltos en
rmedades, ¿qué es todo eso del virus sintético?-, le pr
enigmático, esquivo y misterioso. Las veces que lo visitó en el laboratorio
os a la redonda. Sin embargo, el virus se fue extendiendo igual a un humo de muerte
a propagando a pasos acelerados. De repente era una catástrofe. En Méxi
un mensaje de texto al secretari
vio a largas filas de humanos marchando a toda prisa hacia las montañas. L
Morrison. Lo encontró en el campamento dis
rató de calmar e
Gerd-, trató de apaciguarlo, pero
ntra nada, es una bomba atómica que reventó y ha contaminado todo-, alz
n buscando?-, reclamó
stábamos buscando curas contra diversas en
a o con ojivas nucleares?-, s
el brazo a Turpin y se marchó raudo del campamento, con rumbo desconoc
ndo de control. Que hay que eliminar a Moore-,
us puños. Luego volvió su mirada a l
icó con el mandat
presionando. Ya están hablando de casi un millón de