omo catorce familias. Habían cazado conejos y los cocinaban a fuego lento. El delicioso olor me atrapó de inmediato. Yo llevaba casi un d
un lobo alto, fornido y de brazos gruesos.
ertada por todo lo que está ocurriendo-, c
sotros y mata a los humanos-, dijo una
pregunté arru
cabar con los humanos, un virus, querían desatar una pandemia para eliminarlos a e
rus?-, p
tal que afecta a los hum
pasó?-, m
arece que los mismos lobos lo hicieron
ó con sus investigaciones, noté que había mucho hermetismo, demasiado. Averigüe que el
pregunté entonces, cuand
rgo yo recordaba que escuché una vez discutir a mi pa
uidado con Morriso
a todos, soplé mi miedo. -Cr
edaron en
*
on al complejo sanitario de Valle Verde. Fue cuando l
a, soplando su miedo, alterado y el corazón a punto de reventa
ndió el doctor Moore, pero
afectó?-, rascó s
más soldados, armados hasta los dientes. Fueron hasta un cuarto alumbrado por focos amarillentos. El médico abrió la puerta y Morri
n y se acercó titubeando tratando de
os es esto?-
-, dijo
pido pelaje, la boca se le había estirado
za-, di
, masculló
*
ó una frustración en su poder de mudar de piel y camuflarse entre los humanos. Ahora su metamorfosis estaba altera
el pasadizo. Los soldados se amontonaban porque estaban trayendo más heridos por la explosión. Aprovechó, entonces, para colarse hacia la
stiéndose apurada con un mandil que
nde y vio un gran descampado. Saltaron los dos y salieron corriendo, igual a galgos, perdiéndose en los terr
*
chard Towsend. Su voz estaba subrayado
lar. -Sí, señor, encontramos a dos des
que ya no habían lobos-, se mo
siguió sin resp
su piel se fue llenando de pelos y su hocico se fue estirando paulatinamente, afilando los colmillos. Le aparecieron las garras y
*
lgunas familias de lobos afincadas hacía ya, varios años atrás, no solo encontré desolación, sino también muchas cosas extrañas. El ambiente era irrespirable. Había un aroma a fármacos y de repente mis brazos se llenaron, otra vez, de pelos. Mi fino olfato se había tupido por esa fragan
chila. Alimentos y agua. También una linterna, un cuchillo, cuerdas, ropa íntima y me llevé camisetas y jeans y minifaldas cortas de una tienda de modas. Todo lo ac
!-, escuché
nos ventanales. Era Joseph, un lobo que también estudiaba medicina conmigo. Había llegado después que
urre?-, le
trol. El ambiente se está llenando de gama y e
do-, quedé b
anzado hacia unas rejas y se lastimó terriblemente. Sa
acia los cerros. La exposició
pone que debían experimentar para acabar con l
con los humanos. La reacción al gama no nos matará a nosotros pero a ellos s
mos el rugido de camioneta
, llenos de furia. Llevaban cascos y máscaras para evitar la exposición con el gama.
n vacío cuando empezaron a reventar los disparos. M
a pedazos. Esto recién empieza-, me suplicó. Yo tenía mis brazos
erán fácil-,
, donde no haya exposi
en una esquina recubierta de árboles cadavéricos que se secaron con los rayos g
obo! ¡U
alazos, y supe que ha