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Historia

Capítulo 3 2

Palabras:3831    |    Actualizado en: 04/04/2024

er sent

lo apunta junto el

ué no ha

No soy mucho de hablar con gente –explico, y levanta la cabeza sorprendida –, llevo añ

s manos en sus mejillas –. Debo parecer estú

mira unos segundos entes

onrojar a chicas

ra favorita? –se ap

lo, pero al ver que as

risas y ahí vuelve, se muerd

unto leyendo el p

cisi

a resi

murmura jugando

recargo contra el respaldo de la s

re

ber cosas de ella, y la sonrío aclarándola que la necesi

virgen

a que no lo fuera, está buenísima, y si fuera cualq

clama y deja caer sus mano

nena, no s

lo soy

iremos otro día –sentencio y

que hacerlo,

haremos, no

ra estar en el reformatorio? –cuesti

edo parado mirando su escote resalt

ra cosa es que

é hic

arme que probablemente me lleve una hostia acerco mi cara a la suya, disfrutando de su olor y de su reacción ante

dre –respondo

ndome solo a los ojos. Sube las piernas lentament

–ladea la cabeza

labios –. Era un cabrón que se lo merecía,

para que llegar

us ojos parecen tenerme miedo, pero la forma en que inclina su cuerpo hacia delante me dice lo

a mi madre de una manera que nunca debió hacerlo –escupo las

gue preguntar con la

su c

fesar que he asesinado a mi propio padre, pero consigue separ

escuartizarías si

aría con tu cuer

lo impidiéndome verla, por

ales del re

as que cumplo

irarme con las mejil

enes

o, pero no n

ncima de la mesa –, sé lo que es tener un solo amigo y que cuan

go solo me lo tienes que pedir, n

a mi hombro

que no lo eres –se corrige al momento –estás bueno y eres mu

agas Is

bio, dándome unas ganas tremendas

nas de follarte descontr

za en otra dirección evitando mi mirada, usando as

a sentar en su sitio –. Tenemos biología y la última es historia, pero los primero

hombros y muevo mi mochila a la mesa de atrás –

ente para guardarla en el bol

odos dicen que eres el peor de los sie

e lo que ellos digan sobre mí

puesto atrás y obligo a Isis a dar

había esta mañana contigo? –pregunta, y apo

S

tá en el pr

S

r? A nadie le gusta estudia

llevaba tres putos años sin salir de allí, y p

es cuando has sacado el cu

ladamente con miradas cómplices. En pocos minutos están todos sentados, y una señora baji

una mirada desaprobatoria de la profesora y el resto de miradas de los alumnos mientras me quito la chaqueta, dejado a más de una mirándome los

scucho un susurro, y rec

momento golpea con fuerza el estómago del g

a ventana. Tengo el pelo alborotado, y mis ojos siguen s

ríe la morena, y apoya su ma

asegura irguiéndose y cog

io y sonríe matándome por de

se pone de puntillas para darme un beso en la mejilla, y otro a

ima –suspira Elías –

e coloco la mochila y tiro de la pe

el coche patrulla con el policía de

queda

a sonrisa falsa al meterme en el coche bajo la mirada del o

meses para los dieciocho y mi condena se cu

ería una opción, pero no creo que a

vieja todav

que es mi abu

ntitud, como si no le importara tardar u

Isis ¿Qué te t

, hasta el moment

con una rubia que joder... t

y me carcajeo al ver las

o, camino sin preocupaciones dentro de la

ase. Vuelve a ponerse de puntillas como hace apena

l suelo y me apoyo en la me

egunta, y juega con s

me muerdo el labio al ver su ropa de

de valores éticos nos deja quedarnos en los recreos para avanzar con el tra

ien, lo

n pasos temerosos y dirige la vista a su amiga –El viernes no me pases

s que decir el jueves? –alborota el pelo

ción, si no te alteras por darte poco t

co rubio saluda y traga saliva al verme. Enarco u

emos cuando em

coge el brazo del friki

de pasta y levanta l

–sus

ida si sigo con mi actitud de mierda, y estiro una mano en su dirección. La mira detenidamente unos segundos,

ael, Azael, te presento

la mira con la

ltar con que soy gay? –e

unas preferencias sexuales como las tuyas –entrela

ose a los morros de su novio para darse el lote. Cojo las caderas de Isis, que estaba distraída leyendo el póster que colgué ay

dos días, en cuanto salga del reformatorio te

iado roja y con las manos intentando taparse las mejillas. Me sonríe y camina a

tendrías q

ombros y sonrí

cr

decirte que no? –

que n

pequeña sonrisa que amena

dos te temen, tu nombre

sí, sin duda e

buen rato, a pesar de ser el centro de atención de unos cuantos parece no importarla, solo

aciendo algunos ejercicios que no sirven para nada. No pasan muchas cosas interesantes, solo algunas bol

a porra en el abdomen: ‹‹Si quieres que algo te salga bien en la vida,

a más rápido pase todo mejor, quiero volver a dormir, y poder tener por fin una jodida casa con un

el trabajo. Recorro la distancia que nos separa y me siento a su lado int

irme en la entrada de algún supermer

gunta, con esa sonrisa qu

T

leva un mechón rebel

uál es tu

te en

isa en su vo

fícil, los amigos no

itarlo acaricio su clavícula haciéndola estremecer –.

esar de todo por lo que la haga pasar, porque he de ser sincero, ella me atrae demasiado, y sé que por consecuencia de

nal –escucho

había acercado demasiado y la s

gúnt

uieres más e

ilidad que no esto

algo, como que es mentira o una broma, per

res enamor

no debería explorar, pero aun así, sabiendo qu

ti no me

pequeño rubor se hace presente por toda su

gas eso!

a hacerte ruborizar, s

eza antes de volver a coger su

úntam

u ho

. Es una de las mejo

trasera de mi cuaderno, y apunto

re el día sei

¿Qué tiene

el reformatorio –sonrío y le a

é habría de

s habremos besado unas cuantas ve

ma de la mesa con la dirección del reformat

falta que conf

rena anunciando el final del pr

do toque y baja la cabeza hundiéndola e

cosas como si fuera gilipollas y no supiera contestarlas, pero que sin embargo contesto mejor que la mayoría de clase. Observo a Isis y empiezo a numerar veinte cosas sobre ella. 1) La gusta la música, 2) Es sarcástica, 3) Si

egundos que quedan para que empiece el siguiente recreo, dónde

, siete, seis, cinco, c

llos e incluso el profesor, y solo queda el friki de Matt hablando c

einte cosas sobre la ot

quedan quince cosas sobre ella, y estoy dispuesto a

alando el cuatro. Asiento y

manos y empiezo a escribir cosas sobre mí viendo a ella escribir sobre ella misma en mi pap

saca los cascos de su

si

¿Q

iéndome entre sus piernas. Joder, no recuerdo haber dado un beso como este nunca. Ahora entiendo por qué no es virgen. Su lengua juega con la mía, y a pesar de conocernos de hace dos días me tomo la confianza necesaria para meter mis manos dentro de su camiseta. Siento su piel erizarse ba

brate –l

rriblemente atraída por ti –admit

tam

malo –sonrío, y la apa

? ¿Por qu

erdad? –acerco mi rostro al suyo, viendo su vista desviarse de mis ojos a mis labios constantemente, se humedece los lab

M

oy un salido de primera, pero ya me la imagino desnuda y debajo de mí, gimiendo y gritando mí nombre mientras se corre. Saco esos pensamientos de mi mente y con mis manos en su nuca la pego más a mí, intensificando el beso. Nuestros labios se mueven en un baile bruto y sensual que nos calienta a los dos, mientras que nuestras lenguas se

ecir una pal

en un intento de calmar su respiración, p

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