de su hermanita y él se sentó en el opuesto, a tres asientos de distancia. «Bien, al menos no estamos
bre, lo que llevó a Sergio a invitar a Eva y Lila a c
mburguesa grande con queso, papas fritas y un batido de leche. 'Me«Me engañaron la última vez de mi golosina
de shock justo después
?», él pensó mientras ella esperab
asta el úl
ababa de demostrar, pero ¿qué demonios? A ella no le importaba. No tenía a nadie a quien impresionar y, especialmente, no necesitaba hacer el papel
edecieron. Eva encontró un banco cerca mientras observaba cómo las niñas correteaban de máqu
el tío Lian fue novio
ía sacado que ella salió con un chico que se
las, mi amor? -le pregunt
a, y Lila me contó que en la cas
viera allí, le pidió a la pequeña ue le mostrara al
e resultaba extraño, le pidió a la niña que le hiciera otro video llamada y así poder comprobar que quizá, estaba equivocada, pero lamentablemen
hombre al otro la
a era más grande de lo que imaginaba, sino que, se sentía atraída por el hermano de
visarle que su turno había llegado y que si no se acercaba a la maquina, iba
te llamas -dijo ell
encionaba el nombre de su medio hermano y porqu
ción. De echo, Lian lo odiaba por ser el favorito de su padre, porque aunque él, Sergio, no e
ga. ¿te sucede algo?
n él -di
oz estoica. «¿Cómo se las arregló ese imbécil para en
a los suyos, Sergio. Tus labios son más suaves. Se ven más suaves... Me pregunto si son tan suaves como parece
xactamente
e antes de volverse para mirarlo a los ojos. Un s
ué? -pr
scrutadoras. Eva sacó el teléfono de su bolso
reacio presionó el botón de
citación en el aire. Pero la maldita cosa había arruinado su estado de ánimo,
piró hondo mientras la brisa de la tarde pasaba junto a ellos. Su olor se coló por las fosas nasale
a terminado y
ía sucedió. Ahora comprendía el por
podía luchar. Era algo con lo que no quería luchar. Su corazón aún seguía sangrando por alg
resulta ser peor que