ría sorprender a mi esposo con un regalo que le compré en la pan
a la casa o las compras, aunque no me dejaba trabajar
hacer ruido porque la idea era sorprenderlo. Busqué con la mirada en cada rincón de la sala para comprobar que
timillonario, aunque no llegaba a los primeros puestos como otros. Dante era su secretario según lo qu
a habi
solo, y peor aún, la otra voz era femenina y lo único que hacía era soltar gemidos. En e
odo había sido mi imaginación, pero sabía que si no entraba, jamás iba a saber lo que sucedía... Mi respiración
... Tú puedes.
ocaba una agitación en mi pecho. Los nervios los ten
a "o" llena de horror y mis cejas se contrajeron al ver a mi marido desnudo debajo de otra mujer, ese con el que llev
imer
l saltando hasta más no poder en la cama donde yo dormía... Donde él me juraba que solo tenía ojos par
deseaba que eso fuera una jodida pesadilla, quería despertar. Me agarré por impulso amb
buscando aire de manera desesperada y el nudo en la gargant
ante?! -grité, co
en shock, sorprendidos porque no me esperaba ahí. Me abracé a mí misma por el a
El hombre que conocí a mis dieciocho años y nos enamoramos, me haya hecho semejante traición. Nunca me
artes que yo tanto le vi y me acostumbré a él. Tenía una expresión de horror,
icarlo -balbuceó, coloc
ra sábana, mi sábana... Me hervía la sangre, me sentía devastada y enojada al
quedado claro! -hablé, de nuevo co
ener las lágrimas, me era imposible creer que Dante me había sido infiel, pe
con su mano, pero fui más ráp
amo, esto no significó nada. Fue un error -titu
ue yo no iba a perdonar nunca. Mi mandíbula se tensó y mis puños se cerraron porque sus palabras se sintieron
re. Nadie podría borrarlo de mi memoria.
te sin pensar en mí. ¿Sabes el dolor que estoy sintie
aba hablar con firmeza pero me era muy difí
nsando, no me vayas a dejar por esto... Prometo que no
de arrepentimiento y duda, no sabía qué pasaba en realidad por su c
r mi dignidad
ejita que él creía. Lo miré con unos ojos fulminantes, odiando cada p
nsamientos eran
esde cuándo hacías esto
a vez... Lo juro -suplic
ros, soltando un suspiro de fastidio. Tomó a Dante del hombro, pegando sus firmes y red
sexy. ¿No es así, amor? -habló, mordiéndole el lóbulo de la oreja-. Hace meses que estoy saliendo con él, y menos mal qu
por las lágrimas. Sus palabras fueron una puñalada directo al corazón. Te
pero eso me volvía algo curvy ¿no? En resumen, mi cuerpo no era de esos perfectos como lo h
specto cuando comprendí que Dante me ama
diciendo puras mentiras -defend
ecidir engañarme si ya sabías mi reacción, pero te confiaste ¿No? Sabías q
ece a alguien que esté a s
o sus ojos. En parte me hizo sentir mal, bajó por poco mi autoestima, pero en el fondo a
rse a mí-. Mi amor, créeme, yo te amo, llevamos tantos años juntos. Eres
te valiero
mente quería irme de ahí y llorar hasta quedarme seca... Ahogar mis penas en un bar o con mi m
ver a verlo jamás. Tantos recuerdos compartidos, tantos momentos felices y los
r problemas de él nos estaba costando. Que bueno que no log
rubia, pasando por mi lado-. Esperaré tu llamada para vol
tuación, o tal vez solo quería quedarse con mi esposo. Pues no me importaba
en dejar de sen
Prometo alejarla de mi
nsé que me amabas de verdad... En serio que me creí todas tu
endo que te amo... J
jo mis sábanas con otra, en nuestra casa, Dante. A la próx
cé de
anos en su cabeza de manera desesperada-. Yo no s
-dictaminé, secando las lágrimas en mis mejillas para