/0/13326/coverbig.jpg?v=f1dfd27ac7b4342a1dc562810692c16b)
Ximena Foster, una mujer que vivió su juventud con pasión junto al amor de su vida, Dante Watson, hasta que se casó con él. Su matrimonio parecía un cuento de hadas, lleno de sueños compartidos y la promesa de una familia feliz, o eso era lo que ella siempre creyó, cegada por el amor. En el segundo aniversario de su boda, Ximena sufrió una traición inesperada por parte de Dante. La dejó contra la espada y la pared en cuanto descubrió su infidelidad. Devastada y humillada, ella juró vengarse. Apuntaría al corazón mismo de Dante. Decidió apuñalarlo con lo que más le dolía: la familia. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que involucrarse con Eric Watson? Su hermano. Sin embargo, Ximena no sabía que estaba jugando con fuego y que los hermanos Watson ocultaban un inesperado secreto sobre ella.
Saqué las llaves de mi hogar para abrir la puerta principal, quería sorprender a mi esposo con un regalo que le compré en la panadería con el dinero que gané vendiendo unas prendas por internet.
No quería que él fuera el único en aportar dinero para la casa o las compras, aunque no me dejaba trabajar... Dante era un hombre un poco tóxico respecto a mí.
Le dije que iría a visitar a mis padres y que no volvería hasta el día siguiente. Abrí la puerta tratando de no hacer ruido porque la idea era sorprenderlo. Busqué con la mirada en cada rincón de la sala para comprobar que no estuviera, supuse que se encontraba en la habitación durmiendo porque el pobre tenía un trabajo importante.
Era la mano derecha de su hermano, Eric Watson, quien era muy reconocido en el país por ser un CEO multimillonario, aunque no llegaba a los primeros puestos como otros. Dante era su secretario según lo que me decía. Caminé a pasos lentos subiendo las escaleras, hasta que llegué a la puerta que más buscaba.
Nuestra habitación.
Pero, un sonido nuevo y extraño me hizo fruncir el ceño. Era como si Dante no estuviera solo, y peor aún, la otra voz era femenina y lo único que hacía era soltar gemidos. En ese momento sentí que mi mundo se caía, estaba temiendo lo peor cuando abriera esa puerta.
Dejé caer la bolsa con su regalo al suelo para llevar ambas manos a mi boca. Quería irme de ahí e imaginar que todo había sido mi imaginación, pero sabía que si no entraba, jamás iba a saber lo que sucedía... Mi respiración empezó a salir entre cortada, mi mano se dirigió con una tembladera enorme hacia la perilla para darle la vuelta.
-Vamos, Ximena... Tú puedes... -me alenté.
Suspiré, tenía que calmar mi respiración ya que provocaba una agitación en mi pecho. Los nervios los tenía a flor de piel y un nudo se formaba en mi garganta.
Abrí la puerta de una vez por todas, encontrándome con la escena más desgarradora de mi vida. Mi boca formó una ligera "o" llena de horror y mis cejas se contrajeron al ver a mi marido desnudo debajo de otra mujer, ese con el que llevaba dos años de casada y diez de noviazgo, con el que intentaba tener un hijo, ese que juró serme fiel en el altar...
Mi primer amor.
Me estaba traicionando de la peor manera. Ambos estaban como Dios los trajo al mundo, ella encima de él saltando hasta más no poder en la cama donde yo dormía... Donde él me juraba que solo tenía ojos para mí. Mis piernas empezaron a temblar, los gemidos de la rubia esa no le permitieron notar mi llegada.
Seguían en lo suyo incluso conmigo de pie en el umbral de la puerta. No podía creerlo, deseaba que eso fuera una jodida pesadilla, quería despertar. Me agarré por impulso ambos lados de mi cabello negro, buscando arrancar cada pelo y poder despertar de una vez.
Pero me di cuenta que eso era real. Mi pecho subía y bajaba, buscando aire de manera desesperada y el nudo en la garganta empeoró, logrando que varias lágrimas salieran de mis ojos.
-¡¿Qué es esto, Dante?! -grité, con la voz quebrada.
Mis cuerdas vocales ardieron por la fuerza que utilicé. Ambos se giraron a verme en shock, sorprendidos porque no me esperaba ahí. Me abracé a mí misma por el asco que sentía, la repulsión de haber sido engañada quién sabe por cuánto tiempo.
Lo que más me dolía era que Dante... Mi querido mejor amigo, mi confidente, mi pareja de toda la vida... El hombre que conocí a mis dieciocho años y nos enamoramos, me haya hecho semejante traición. Nunca me lo esperaba de él, confié ciegamente en sus palabras, en sus promesas vacías, le creí como una estúpida.
Él empujó a la mujer para que se bajara, buscando taparse con la sábana las partes que yo tanto le vi y me acostumbré a él. Tenía una expresión de horror, de temor por lo que yo pudiera decirle después de haberlo cachado en el acto.
-Ximena, p-puedo e-explicarlo -balbuceó, colocando una mano al frente.
Caminó hacia mí. Miré de reojo a la rubia quien se encontraba cubierta con otra sábana, mi sábana... Me hervía la sangre, me sentía devastada y enojada al mismo tiempo. No sabía si soltar la rabia o la decepción que cargaba encima.
-¿Qué vas a explicar? ¡Todo me ha quedado claro! -hablé, de nuevo con la voz quebrada y llena de odio.
Mi visión estaba borrosa por los mares que salían de mis ojos. No podía contener las lágrimas, me era imposible creer que Dante me había sido infiel, pero lamentablemente era la cruel realidad, una para la que no estaba preparada.
Él intentó tocarme el hombro con su mano, pero fui más rápida y lo rechacé de un golpe.
-N-no es lo que parece, mi amor, sabes que yo te amo, esto no significó nada. Fue un error -titubeó, sus ojos estaban cristalizados y asustados.
Él tenía miedo, pero no se arrepentía. ¿Por qué lo haría? Ser infiel era una decisión que él había tomado, y que yo no iba a perdonar nunca. Mi mandíbula se tensó y mis puños se cerraron porque sus palabras se sintieron como una estaca en el corazón, no quería escucharlo, pero también deseaba que me dijera: todo esto es mentira.
Lo cual era imposible, ya yo vi el desastre. Nadie podría borrarlo de mi memoria. Nada sería como antes si seguía con Dante.
-Me engañaste, Dante... Yo confié en ti y me apuñalaste sin pensar en mí. ¿Sabes el dolor que estoy sintiendo en este momento...? -sollocé, cubriéndome la boca.
Mi respiración estaba incontrolable, intentaba hablar con firmeza pero me era muy difícil lograrlo sin caer en el llanto de nuevo.
-Mi amor... Perdóname por favor, no sé en qué estaba pensando, no me vayas a dejar por esto... Prometo que no volveré a hacerte algo así -confesó, agarrando mis manos.
Estaba tembloroso y yo también. Dante empezó a mostrar una expresión de arrepentimiento y duda, no sabía qué pasaba en realidad por su cabeza, pero a mí me costaba mucho creerle después de lo que me hizo.
No iba a perder mi dignidad por un hombre.
Me solté de su agarre de mala gana, demostrándole que yo no era la ovejita que él creía. Lo miré con unos ojos fulminantes, odiando cada parte de él, pero al mismo tiempo queriendo que me abrazara otra vez...
¿Por qué mis pensamientos eran tan masoquistas?
-Dime algo, Dante... ¿Desde cuándo hacías esto? -cuestioné, afligida.
-Fue solo una vez... Esta vez... Lo juro -suplicó, juntando ambas manos.
Pero no me di cuenta en el momento en que la rubia se había vestido y se acercó a nosotros, soltando un suspiro de fastidio. Tomó a Dante del hombro, pegando sus firmes y redondos pechos en él, mirándome de arriba a abajo con detenimiento y una sonrisa maliciosa.
-¿No es obvio? Deberías arreglarte un poco más ese cuerpo, querida. Dante solo quiso experimentar con alguien más joven y sexy. ¿No es así, amor? -habló, mordiéndole el lóbulo de la oreja-. Hace meses que estoy saliendo con él, y menos mal que te enteras porque no te lo mereces, tú estás descuidada -me señaló con el dedo y bufó-: En cambio yo parezco una diosa.
Mis ojos se abrieron por la sorpresa, a pesar de que no podía verla bien por las lágrimas. Sus palabras fueron una puñalada directo al corazón. Tenía razón, ella era una mujer joven y yo rondaba casi los treinta años...
Mi cuerpo estaba un poco descuidado, mis pechos algo caídos, tenía unos pocos kilos demás, pero eso me volvía algo curvy ¿no? En resumen, mi cuerpo no era de esos perfectos como lo había sido de joven. A parte, mi vestimenta tampoco ayudaba si siempre utilizaba ropa holgada.
Tenía razón, había dejado de cuidar mi aspecto cuando comprendí que Dante me amaba por como era, pero me equivoqué con él.
-No es cierto, Ximena, te está diciendo puras mentiras -defendió Dante, con la voz temblorosa.
-Basta, Dante. El mentiroso aquí eres tú. Hubieses pensado bien antes de decidir engañarme si ya sabías mi reacción, pero te confiaste ¿No? Sabías que confiaba mucho en ti y que no sospecharía nada -argumenté, entre dientes.
-Entiende que Dante se merece a alguien que esté a su nivel -masculló la rubia.
En todo momento me miraba con desprecio y asco, como si yo fuera lo peor que habían visto sus ojos. En parte me hizo sentir mal, bajó por poco mi autoestima, pero en el fondo algo me decía que no me dejara pisotear por esos dos al querer verme la cara de estúpida.
-¡Ya cállate, Rebeca! -exclamó, quitándosela de encima para luego dirigirse a mí-. Mi amor, créeme, yo te amo, llevamos tantos años juntos. Eres el amor de mi vida, no me vayas a dejar por esta equivocación... -rogó.
-Años que te valieron un carajo.
Mis dientes empezaron a chocar porque ya no aguantaba el drama que me estaban haciendo, simplemente quería irme de ahí y llorar hasta quedarme seca... Ahogar mis penas en un bar o con mi madre, no lo sé. Ya no quería ver la cara de Dante, sin importar el tiempo que llevábamos juntos.
Me dolía, me desgarraba saber que la decisión que iba a tomar sería para no volver a verlo jamás. Tantos recuerdos compartidos, tantos momentos felices y los obstáculos que tuvimos que superar. Él lo mandó todo al basurero por su aventura.
Y pensar que estábamos planeando tener un hijo, solo que por problemas de él nos estaba costando. Que bueno que no logré embarazarme de ese hombre, por algo suceden las cosas ¿No?
-Me voy de aquí, resuelvan sus asuntos maritales -alegó la rubia, pasando por mi lado-. Esperaré tu llamada para volver a reunirnos, Dante. Besitos -Le lanzó un beso al aire.
Definitivamente esa mujer lo hacía a propósito para que yo entendiera la situación, o tal vez solo quería quedarse con mi esposo. Pues no me importaba, al carajo todo lo que logramos, no iba a perdonarlo solo porque lo amaba...
¿Cuánto tardaría en dejar de sentir esa conexión?
-Ximena... Por favor... Prometo alejarla de mi vida -expresó, rogante.
-Lo siento, Dante, pero no voy a poder perdonarte esto... Pensé que me amabas de verdad... En serio que me creí todas tus promesas -dije, en un hilo de voz, sin mirarlo a los ojos.
-Amor, te estoy diciendo que te amo... Jamás dejé de hacerlo.
-Pues debiste haberlo pensado mejor antes de revolcarte bajo mis sábanas con otra, en nuestra casa, Dante. A la próxima procura hacerlo en otro lugar -recomendé, con sarcasmo.
Me crucé de brazos.
-No, no... No entiendes... -balbuceó, con ambas manos en su cabeza de manera desesperada-. Yo no sé en qué estaba pensando, de verdad... Perdóname.
-Pues espero que tú si entiendas lo que te voy a decir -dictaminé, secando las lágrimas en mis mejillas para hacerme la fuerte-. Quiero el divorcio, Dante Watson.
Lilia y Chris hicieron una promesa de casarse cuando eran niños, pero la vida los separó y ella olvidó esa promesa. Años después, Jax Brown compromete a su hija con Ethan Watson, un viejo amigo de la familia que ha regresado del extranjero. A medida que Lilia conoce más a Ethan, decide darse la oportunidad de enamorarse con el tiempo. Sin embargo, el día de su boda, Chris reaparece en la vida de Lilia de manera inesperada al enterarse del compromiso a través de las noticias. Chris, dolido por los acontecimientos, decide secuestrar a Lilia como castigo, recordándole la promesa que hicieron en su infancia y que ella olvidó, con el objetivo de convertirla en su esposa. Lilia se encuentra atrapada entre las garras del líder de la mafia, quien ha vivido una vida llena de desafíos y oscuridad. Ella se enfrenta a una lucha para entender sus propios sentimientos, porque con el tiempo, el deseo hacia el mafioso empieza a crecer, dándose cuenta de que Ethan no le transmitía esa misma chispa intensa que logra Chris. ¿Podrá Lilia evitar caer en la tentación que le representa Chris? ¿O se dejará llevar y dejará de lado sus obligaciones?
Laia siempre había soñado con el amor verdadero y creyó encontrarlo en su mate, un alfa formidable que no dudó en buscarla el mismo día que se presentó su transformación. Sin embargo, las promesas de amor se desvanecieron bajo su indiferencia. Caleb, líder de la manada ShadowMoon, era un alfa prodigio, respetado y temido por los lobos, y hasta los propios cazadores sabían de su existencia. Aunque él reclamó a Laia como su luna, nunca le demostró el afecto que ella esperaba recibir. Tras una traición devastadora, Laia se dio cuenta de que jamás sería amada y abandonó la manada en busca de su identidad y poder interior. Tiempo después, tras reencontrarse con Caleb, él descubrió que Laia no solo había crecido en fuerza y que ya no era la misma mujer inocente que conoció, sino que también guardaba un inesperado secreto acerca de la diosa Luna, un misterio que podría cambiar el destino de los hombres lobo. Juntos debían unir fuerzas para cumplir una profecía y enfrentar una amenaza mayor que acechaba al mundo entero, mientras Caleb luchaba en su interior por redimirse y reconquistar el corazón de Laia, recibiendo desprecio por parte de ella. ¿Podrá Laia encontrar la verdad detrás de la profecía y la oscuridad que amenaza su mundo? ¿Podrán ambos perdonarse por el daño que se han hecho y darse una segunda oportunidad?
Aurora Hidalgo siempre ha vivido a la sombra de Salomé, su despiadada hermana mayor. Salomé fue elegida como heredera de la compañía de sus padres, esto la volvió arrogante y ambiciosa. Aurora cayó en la boca del lobo en cuanto conoció a Jean Zelaznog, un apuesto y exitoso CEO que entró en su vida para darle una sacudida. Ella se verá envuelta en un torbellino de emociones prohibidas. Una alianza entre ambas familias desencadenó un compromiso arreglado entre Salomé y Jean. A pesar de esto, él no pudo evitar sentirse atraído por la inocencia y la pasión que emanaba de Aurora, su amor floreció en secreto, desafiando las expectativas y las obligaciones familiares. Pero el amor en las sombras es un juego peligroso que les traerá graves consecuencias. Con cada encuentro clandestino, Aurora y Jean se adentran más en un laberinto lleno de deseo y decepción. ¿Podrá su amor y determinación superar los obstáculos? ¿O se rendirán en el proceso?
Camila era esa típica mujer ilusionada que siempre la flechaban los chicos guapos de la calle, por ejemplo; aquel chico del autobús que se sentó al lado de ella y jamás volvió a saber de él, su amor platónico de una semana. Ese tipo de chica. Su vida cambió cuando conoció a Jake, su nuevo crush del café, con el que fantaseaba en tener sexo y lo plasmaba en eróticos dibujos con un realismo impresionante. Cosa que no debió haber hecho en el lugar donde él trabajaba, Camila no sabía si su amor platónico cumpliría sus fantasías o la tacharía como una loca pervertida. ¿Te gustaría averiguarlo?
Oriana Jones ha trabajado como secretaria de múltiples CEOS a lo largo de su vida, hasta que consiguió un trabajo fijo en donde permaneció durante cuatro años. Un día la despiden por haber rechazado acostarse con su jefe, este le quita todo lo que posee, su departamento, bienes, etc. La deja en la calle. Oriana se encuentra sola y desamparada, hasta que un desconocido encapuchado la encuentra y reconoce su rostro, este resulta ser el CEO más alabado del país, el jefe de los jefes, el hombre que está en el puesto número uno como el más importante y millonario de la ciudad. Jax Brown le da una nueva oportunidad a Oriana, le ofrece salir de las calles para que no se convierta en una vagabunda después de todo lo que ha logrado la mujer, a cambio tendrá que casarse con él. Pero los secretos que guardan verdades más profundas suelen disfrazarse con facilidad.
Tres chicos mimados se enfrentan a un reto inesperado: vivir en un pueblo pobre durante un tiempo para corregir su comportamiento. Allí tendrán que aprender a valorar lo que realmente importa en la vida: la humildad, la amistad y el amor. Pero no todo será fácil para ellos ni para Emily; una chica humilde que se cruzará en su camino para enseñarles. ¿Qué es lo peor que podría pasar entre la convivencia de tres chicos y una chica? ¿Qué consecuencias tendrá su experiencia?
Allison se enamoró de Ethan Iversen, el futuro alfa de la Manada Moonlight Crown. Siempre quiso que él se fijara en ella. Sin embargo, Ethan era un alfa arrogante que pensaba que una débil omega no podía ser su pareja. El primo de Ethan, Ryan Iversen, que había vuelto del extranjero y era el verdadero heredero de la manada, nunca intentó conseguir el puesto ni mostró ningún interés por él. Era todo un alfa playboy, pero cuando regresó a la manada, una cosa cautivó sus ojos y fue Allison.
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved
Yelena descubrió que no era la hija biológica de sus padres. Después de darse cuenta de que intentaban venderla por conseguir una inversión, la enviaron a su lugar de nacimiento. Allí descubrió que en realidad era la heredera de una familia opulenta. Su verdadera familia la colmó de amor y adoración. Ante la envidia de su supuesta hermana, Yelena superó todas las adversidades y se vengó, al tiempo que demostraba su talento. Pronto llamó la atención del soltero más codiciado de la ciudad. Él acorraló a Yelena y la inmovilizó contra la pared. "Es hora de revelar tu verdadera identidad, querida".
Después de que Ellie recuperara su verdadera identidad, se encontró en un inesperado matrimonio con el Sr. Thorpe, un hombre lisiado que era despreciado por todos. Su exnovio infiel aguardaba su arrepentimiento, mientras los demás la miraban con sorna. Sin embargo, para Ellie, su aclamado bar no era más que un proyecto secundario. Su vasta colección de joyas parecía trivial. Los mejores diseñadores estaban a su disposición. Poseía autos de lujo, grandes mansiones e incluso islas privadas. Tenía el poder de ganar prestigiosos premios y vengarse de su infiel ex y de la amante descarada de este. No obstante, para los extraños, su vida parecía aburrida, ensombrecida por la discapacidad de su marido. Un día, el Sr. Thorpe se levantó de su silla de ruedas, incapaz de mantener la fachada por más tiempo. "Ya no puedo seguir fingiendo. Mi mujer es demasiado extraordinaria", declaró. Ellie, con las manos en la cintura y los dientes apretados, se enfrentó a él: "¿Y el divorcio que prometiste?". Tocándole suavemente el vientre ligeramente abultado, el Sr. Thorpe respondió en voz baja: "¡En tus sueños!".
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".