a, el día mi guardia ha estado muy pes
en obstetricia, doctora, Kate,
siete años con ocho meses de embarazo, viene con desprendimiento de placenta, ritm
vamos a hacer todo posible para salvarlas a las dos, ¿algú
ing
pierde el conocimiento, procedemos a hacerle una cesárea de emergencia, ayudo a la obstetra a sacar a
mo su madre, creo que es lo único que saco de ella, es tan pálida que parece una muñequita de porcelana. La examino me
es requerida e
otros compañeros y digo su corazón está muy débil, si sobrevive es un milagro hay que rezar que r
oy de Chicago, hija única, solo tengo a mi madre, ya que mi padre falleció hace diez años. Estoy reunida con el doctor Robert revisando el caso de Zara, Robert estoy muy preocupada po
iliar o conocido o si no tocara llamar a servicios sociales. Ojalá que ella logre decir a quién le deja a la niña, porque que
niños. Me voy y dejo a Robert, solo, Dios, no permitas que esa beba quede desamparada, sigo al cuarto de Zara y hablo con ella, Z
lizarla nuevamente, pero no sé hasta cuando pueda soportar ella, necesi
ajes ni llamadas de Marco, ese es mi novio, tenemos tres años de relación, está de viaje desde hace dos semanas, pero es la primera vez que no me ha llamado ni escrito. Ya no sé qué pensar de esa situación, a él lo conocí aquí e
vemos siempre es como la primera vez. Hasta que me llaman del trabajo y él se molesta y volvemos a la misma pelea de siempre, él cree que debería trabajar en una clínica para tener má
descansar a su casa so
sa, esta beba está muy delicada igual que su madre y la
ntonces vaya a la cafetería y tómese un buen café,
i y voy a la cafetería, pido un café cargado y un pastelito, me siento a
mañana con vida, ya llame a la visitadora social, está
r, esto me afecta, hay tantas mujeres que regalan a sus beb