como emocionalmente. Las lágrimas habían cesado, pero el dolor en su pecho parecía no tener fin. Se acomodó en el
ría? ¿Cómo lograría sobrevivir lejos de todo lo que conoció? Estas preguntas la atormentaban, pero sabía que no podía vol
analizar su situación. No tenía mucho dinero consigo, y tampoco tenía un plan concreto de dónde dirigir
r. Finalmente, decidió que lo mejor sería buscar trabajo en una ciudad grande, donde pudiera tener una nueva oportunida
o, sintiendo que sus piernas le temblaban. Miró a su alrededor, tratando de ubicar un lugar donde pudiera pasar la noc
Alejandro, su mirada llena de angustia y desesperación. ¿Estaría bien? ¿Habría intentado buscarla? Sofía se est
e pesadillas, en las que veía a Alejandro casándose con Valeria y alejándose de e
o. Visitó varios negocios, dejando su currículo y solicitando ser considerado para cualquier puesto disponib
ño café. Si bien no era el empleo que ella hubiera deseado, le proporcionaría los
los recuerdos de Alejandro la atormentaran. Atendía a los clientes con amabilida
invadió. Sofía se tambaleó, dejando caer la taza al suelo. Inmediatamen
? -preguntó, sosten
tratando de recupe
abrumada-. Creo que solo ne
un vaso de agua. Sofía bebió el líquido con av
Sofía -sugirió su jefe, con pre
e que su repentino malestar podría estar re
forzándose por sonar convincente-. Tal
epticismo, pero decidió dar
mal, no dudes en ir a ver a un médico -i
e. Cuando se sintió un poco mejor, volvió a su puesto, pero
tar cabos. Los repentinos mareos, el cansancio y la sensación de male
omó una prueba de embarazo que había comprado días atrás, sin atreverse a
a, Sofía observó el resultado de la prueba.
embarazada de Alejandro. En medio de su huida, de su desesperada necesida
rente a esto? ¿Cómo iba a criar a un hijo sola, lejos de todo lo q
arazo y dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Finalmente, tomó una respiración pro
cercanía de Alejandro ya la constante tortura de verlo casarse con otra mujer. Tendría que continua
eterminación que ahora la animaban. Sería una madre soltera, lejos de su familia y de todo lo que c
bebé. Mientras recorría las calles, se dio cuenta de que, a pesar del dolor y la incertidumbre, una pequeña chispa de e
su hijo. Alejandro ya no era más que un recuerdo doloroso que debía dejar atrás. Ahora
safíos que la esperaban, con la esperanza de que, tal vez, algún