do por
an solicitado porque necesitaban hablar sobre la n
en el fondo sabían que los Hidalgo eran personas co
en el bolsillo. Aurora no salía de mi cabeza, ojalá pudiera en
recepcionista que tenía una cita previa. El hombre me estaba esperando con un
laznog -habló, levantándo
aquí -respondí, siendo un poco hipócr
me un CEO oficial a como diera lugar,
en adelante se verán seguido para tratar los temas de ambas compañí
a cosa que me decía, pero me preocupaba un poco el f
de Aurora?
en avisarme cualquier inconveniente que suceda, me encargaré per
a mi secretaria? Una sonrisa se formó en mis labios, tenía l
ujer inte
rendo
a puerta, giró la perilla pero no
e seguro a la puerta -murmuró
xilio! -dijeron
radas. Algo no estaba bien, esa era la
-exclamó Eduard, tocando l
concentrados en lo que se
ra estaba
ribar esta puerta -pe
ionó, extrañado-. Vo
timiento y buscar las llaves solo nos quitaría
con la
-Se volvió a escuch
o de todos los daños, le
erto en el momento en que levanté mi pierna para dar mi mejor p
ista. Metí ambas manos en mis bolsillos y lo primero que vi
ve tocando y no recibí ninguna respu
talizados. Se notaba el alivio en su expresión
claro que se trataba de su hermana. El abusador se separó de su víctima, tení
en una hora? -cuestionó la c
con ambas manos en la cintura-. ¿En verdad i
blemas, como me dijo Aurora. Y yo pensé que eran una familia ej
ock por lo sucedido. Sus manos estaban temblorosa
en un tono bajo para qu
aquí? -inqui
Le guiñé un ojo-. Pero ese tipo no se merece traba
-defendió, sacudiendo ambas manos con
ctor y tengas este tipo de conductas -re
sodicho, estupefacto-.
por un malentendido? -masculló Salomé, con el ceñ
osos y manipuladores. A simple vista, pensé que Auror
sotear por
as familiares. Con razón se escapaba a
ente ere
labra -aclaró su padre, sin
e costaba tanto? Me tenía preocupado. Algo en mi interior me obligaba a protege
a todos. Estaba nerviosa, pero apoyé mi mano en su hom
-dijo Salomé, c
con la mirada, de e
o es ningún malentendido! ¡Ese imbécil estuvo a punto de abusa
loca! -Salomé tenía la mand
oficina a firmar -ordenó Eduard-. Y tú, Salomé, te quie
ella?! ¡Pero papi! -chilló,
, asustado y nervioso, pero se
sp
ero en vista de los inconvenientes, ten
preocup
del brazo-. ¡La culpa es de Aurora! ¿No le dirás
H&G. Se veía muy inmadura para llevar ese cargo. Le
ermana, Salomé. No me lleves la contraria o te irá p
a su padre. Al fin entendió que ella tenía las de perder,
. -acató, en
gaba esa familia
casa, no te descontaré
ro asintió en acuerdo.
asando por mi lado-. Gracias a ti tamb
dí el
puedo irme, ¿no?
contactaré luego
conocía mucho ese lugar, pero sabía cómo salir. Troté por los p
a perdí de vista. Sus ojos estaban fijos en las puertas
ué a pas
a -La
jos azules que brillaban con intensidad. Su cabello
un vacío que no s
un cálido entorno. Apreciar su belleza lograba calm
tionó, echando un mechón de
uí -mentí, acercándome-. Lo de tu herma
o soy la estúpida que no
rieron y entramos. Era un espa
o de que la mansión Hidalgo me queda de camin
-Negó con ambas manos-. Necesito aclarar mis
a una chica, Je
tie
rió y ambos salimos. Caminamos juntos porque íbamos a sali
o afuera. El viento movía
ste mi héroe sin capa -sonr
ecesites -dictaminé, haciendo
da vez me in