Libros de Vitorravenna1223
Casada con un montruo
- Yo... no lo tengo... no podemos pagar la deuda. Por eso he venido aquí. - Mis sollozos salieron sin forma. Jamie dejó escapar un sonido de indignación. Ahora, mirándole a los ojos, no parecía nada contento. - Hay una manera. - Todo su cuerpo se puso rígido y la sonrisa de sus labios vaciló. - Pero tú ya lo sabes, o en el fondo no estarías aquí. La ansiedad me aprieta la garganta, robándome cualquier excusa que pueda dar. Y eso es porque, sencillamente, no hay ninguna. Jamie me observa un momento más, analizando mi rostro como si fuera a revelarle algo que quiere confirmar, como si buscara alguna verdad. - Llévame lejos. - le ruego. - Llévame lejos y deja en paz a mi familia. Alarga la mano y me agarra la mejilla, frotando la punta áspera y callosa de su pulgar con una ternura enfermiza. - Es una mala idea. - advierte, estudiando mi rostro. Entonces la comisura de su boca se curva. - Un buen hombre rechazaría esa posibilidad. - Hay chispas de ira en sus ojos. - Pero yo no soy un buen hombre, y no me iré de esta ciudad sin mi recompensa. Mi pago. El pavor se me hundió en el estómago al oír sus palabras. Yo sería el pago por una duda, un maldito pago. - Pero, ¿qué me harás? Mi pecho bombea erráticamente a medida que el miedo se hace más potente. - No te preocupes. - Se aleja un poco, cogiendo de nuevo su whisky. - No quiero nada más que una esposa. - dice alegremente, como si fuera la primera vez que le miro.
Embarazada del bebé que no era del Director General
- Estoy embarazada", le digo con voz temblorosa. Su mirada pasa por encima de mí como si fuera un trozo de basura. Me quita el sobre de la mano y se queda mirándolo unos instantes. - ¿Y qué coño prueba eso? - dijo con sarcasmo. - Este bebé podría ser de cualquiera. - Me tiró el sobre. - ¿Tú qué crees? ¿Tú qué crees? Te he dado mi virginidad, idiota. - Alcé la voz, cansada de que me humillaran. - Te di mi primer beso. - espeté, con la voz enronquecida por la rabia, pero sin poder evitar que se me saltaran las lágrimas. - No recuerdo que te comportaras como una virgen -dijo con una sonrisa malévola-. - Y además, ¿a dónde crees que te llevará esta situación? ¿Con qué propósito has venido aquí? 'Creo que recuerdas bien que tengo una prometida y compromisos futuros que no implican ser padre de un bebé que tal vez ni siquiera sea mío. Se inclina hacia mí, tan cerca que puedo oler las notas especiadas de su colonia. Entonces, una sonrisa sensual se dibuja en sus labios. - "Y para colmo, quieres hacerme creer que tú, una pobre niña rica, eras inocente", hace una pausa dramática y sonríe como si acabara de contar un chiste muy gracioso. No parecías virgen cuando te follé. Me trago el enorme nudo que tengo en la garganta y me paso la mano por la cara para secarme las lágrimas. - Si lo hubiera sabido...". - Me trago las lágrimas que se forman, sin dejar que vuelvan a caer por él. - Si hubiera sabido quién eras en realidad, nunca me habría acostado contigo. Nunca habría ido a esa fiesta. Sólo he venido a decirte que estoy embarazada y que el bebé es tuyo.