uen trago antes
rácter medio débil.
Ca
no quería que
aho
hora
arre
me arr
Te arrepen
exactame
ar, del botellazo, de mí, del a
ntos, pero ella interr
esclavo de
oy? ¿Qué somos? ¿Criminal
ibres de vacaciones y
lo
ué c
que h
mporta. Pa
Escondiéndonos. Con mi
cabeza. ¡Capaz que mañana me pegan un tiro par
vergüenza que yo s
doy cuenta de que
¿Q
a ra
uenta. Te intimido yo, te intimid
a pinta que ten
. Tenés miedo de e
teng
noche empezaste a
decis
no aceptar el oral
o, per
rlaba conmigo? Hablar en serio te digo,
n se
ndiste cuando aq
ra lo hubi
No cua
trica recorriera todo mi cuerpo. Hacía mucho que no l
abía tenido ese e
puse colorado. Hub
de esos
ué tipo
que termi
arcajada que
en si lo sós! ¡Ca
o soy d
sistió con una
no –le contesté g
y dijo
a que su cabeza, me ganó seis veces seguidas. Era muy buena. Luego nos sentamos y habl
lculé que no pesaba más de 35 kilos. Como cargar a una niña. Eran sólo siete cuadras hasta la cabaña, y ella se durmió antes de llegar. Fue difícil abrir la puerta con ella en brazos, pero no quería despertarla. Acomodarla, buscar la llave y abrir fue una operaci
costáte acá –dijo con
. Yo duermo
eas boludo.
caso. Ella me rodeó con su brazo derecho, me dirigió una mirada co
stecían mi vida, en las mujeres a las que había amado y con las que me había
os y allí estaba la pequeña Jazmín, secándose el cuerpo desnudo y
no ya casi
to. Cada centímetro de su piel. Cuando la toalla
n. No q
é su r
tá b
s de azúcar, té, café, mate cocido, rodajas de pan e incluso un poco de
consigo una bandeja con dos tazas de café con leche y rodajas de pan con manteca. Desayunamos como estábamos: yo con la misma ropa de vestir y ella en traje de Eva, sentados en la cama y con los rayos del sol
modo hacía mucho que me había hartado. Ella traía puesta una camisa holgada y arremangada que le cubría hasta la mitad de las piernas. Luego recordé su campera, y me di cuenta de que no llevaba pantalones. Yo ya la hab
pude cambiar la bombacha en
n frente. Ella los miró y se sonrojó. Sólo me reí, hast
mismo dijo "Vamos, ya fue"; y siguieron su
arás enganchand
nr
mos a comp
eados que, en la opinión de Jazmín, eran espantosos. Una mujer joven d
e a comprar ro
e no hubier
a la nena! –dijo en un tono s
a frente a la vendedora y le dijo "No. Me quedé sin ropa y necesito algo para taparme la concha". La empl
problema –dijo a
de viaje me m
uien te vea la entrepie
e la viste esta mañana. ¿Qué pasa?
lsas y buscamos una peluquería. Tras pasar por las cabañas, fuimos a caminar cerca del río luciendo
soy una nena, mejor
, zapatillas deportivas, una chomba roja y anteojos negros.
stido así desde h
hubieran
rabajo? Ob
harías
a sí.
mporta. Sólo im
stos y flores, todo bordeado por algunos árboles. Nos sentamos en
nemos el
brazos y la llevé a la cabaña. La encargada del lugar es
por ésos días éramo