lo. No transcurrió menos de un minuto cuando la puerta fue abierta de golpe, mostrando la figura de un señor entrado en años cuya presencia
te para que la señorita Jossie acab
al ventanal que daba hacia el jardín, observando un punto en esp
en medio de un bostezo-. Le he deja
ergonzada... -un resoplido escapó de Enzo, ganándose una mirada de recriminación por
le resultaba molesta la
en el lugar, como muchos de los presentes. Se esforzó por mantener la conversación con el señor Reynolds, sin embargo, fue evidente su incomodidad al haber llamado
abía dejado en claro a Jossie lo que quería para su vida, y entre sus planes no estaba el co
y no podía fingir ni mentir al respecto. Era mejor detener los rumores y así evi
rim
todos debían casarse para ser felices en la vida, y estaba harto de la mentalidad cerrada de la mayo
tido material, sino de disfrutar de la vida a pesar de la situación, fuer
nadie. Lo último que quería era lidiar con los invitados que se encontraban abajo, presumiendo de su
que a su parecer eran superficiales y engreídas. Prefería la
le escapar de la persona que más lo
Iva
scapó de Enzo antes d
era es capaz de controlar sus emociones en público -emitió en respu
mal. Eres tan insensible que tu desinterés por los demás es percibido incluso por un
hijo se contra
egir lo que quiero o no hacer con mi vida y no tomes
ía tan preocupado. Pero he depositado todas mis esperanzas en mi único hijo. Sin embargo, tú te niegas al matrimonio, sabiendo que garant
uería y sentía. Enzo respiró hondo, tratando de buscar las palabras adec
y no necesariamente es a través del matrimoni
in casarte? Eso sería un escándalo to
te momento, podemos encontrar otra solución -se apresuró a decir Enzo-. La empresa está funcionan
ara ti. Estás al tanto de mi situación y no desconoces el delicado estado de salud en el que me encuentro. A mi edad, hay más probabilidades de morir mien
nte dijo que solo era una jaqueca por el estrés. No te
inión, verdad? -su hijo negó con la cabeza-
eo sentirlo nunca -expresó sinceramente-. Así que por favor, te pido que no le
ción, mientras Enzo lo miraba-. Y por eso, he preparado una lista de las jóvenes
te de su nariz, cada
esito a nadie, estoy pe
ñía, aunque creamos que estamos bien solos, pero una vez que nos acostumbramos a tener a algui
adre. Habían pasado doce años desde su muerte y aún seguía doliendo como si hubiera sido ayer. La
es tuvieron. Preferiría una vida sin compromiso que lamentar estar con la persona incorrecta -expresó Enz
ontinuó caminando hacia la puerta-. Enzo, aún n
s invitados que aún no se habían marchado. Subió a su coche y arrancó el motor antes de ser detenido por alguien más. Adentrándose en las calles abarrotadas de la ciu
u madre, y se había convertido en el sitio preferido de