n el imbécil de mi esposo, junto a las niñas. Quise golpearlo, pero ellas
ó y se levantó dejando
ené y él lev
guntó y lo obs
ije q
piré –no soy un empleado. Basicamente
enten –espeté sin verle y enseguida es
lato y luego recogió los d las niñas. Las mismas se fueron corriendo
sus manos y deslicé la tela haci
cintura y apoyó mi trasero sobre la barra. Mis ojos se abrieron con a
nos sobre mis piernas,
ntó y se ganó una bofetada de mi parte –golpea
e soportarlo, toqué mi rostro. Mi vida era tranquil
ía verificar que todo estuviera bien. En cuánto llegué, escuché mucho albo
–quise saber hacia Lucía,
mer pollo con las manos –susurró y enseguida
rsonas y alrededor casi todas las mujeres de la empresa lo rodeaban
i" esposo –comenté divertida. Obviamente no lo hacía por celos
reí y el idiota se acercó para tomarme de la mano. Para mi sorpresa, me dio un bes
ud. Aún estaba conmocionada, y sin darme cuenta mis manos recorrieron mis pro
bromeó Lucía y la fulminé con los ojos –
por ese idiota ¡Jamás!
tó levantando las ma
siquiera sabía que era mi prometido secreto hasta que lo ví. Al principio
uerdo –concluyó Lucía y
mbros –el solamente me vió como un intercambio de negocios. Y yo... intenté
o saber Lucía y
a para nada –susurré y ella
os extraños ¿Acaso son...? Sorprendida y enojada, corrí por todo el pasillo hast
ó y cubrió su cuerpo desnudo. Rodé
ra de la empresa. Aquello me ofendió aún m
...
igas mujeres! Encima es de la empresa ¿Acas
o.
cercó cubriendo sus part
hablarte –coment
icaciones, siempre... busc