ía tenido que correr. Si el auto no hubiera frenado a tiempo, podría haber sucedido lo peor. Su corazón todavía latía a mil por hora y
ncia juvenil quedaba ligeramente oculta por el uniforme de camarera y el peinado formal. El aspecto que tenía aportaba confianza y profesiona
. Echó un último vistazo a cómo se veía, salió y comenzó su turno de noche. Al verla
rar que le respondiera, Lily Song se acercó a ella y le susurró con voz
ió impotente y desvió la mirada resignada. Entonces hizo una mueca y se quejó: "Molly, ¿podrías, por favor, actuar como una chica a veces? ¿Podrías al menos mostrar un poco de interés por los chismes? ¿No estás emociona
mento voy a tener tiempo de preocuparme por los chismes. Además, es una habitación para multimillonarios famosos... No podemos colarnos allí sin más, así que... será mejor que vuelvas a casa ahora. Yo tengo que trabajar", dijo M
narias o incluso multimillonarias al instante y ganar una fortuna con la que solo hasta ese momento habían soñado. Sin
raleza humana se revelaban con sinceridad. Detrás del falso lujo y la prosperidad había un abismo oscuro y pro
cortés en su hermoso rostro. Moviéndose de una mesa a otra, rellenaba cada copa de vino vacía con rapidez
mesas, sirviendo a los jugadores y asegurándose de que estuvieran bien atendidos. Molly se m
tranquilo y reservado. La enorme puerta tenía un diseño confuso y la habitación, aunque estaba pintada con colores oscuros, gozab
resionante con un traje hecho a medida. Cerraba los ojos perezosamente mientras golpeaba con sus dedos largos y delgados la fr
ucharlo, el hombre sonrió con malicia y levantó lentamente la cabeza, revelando la astuta mirada de sus o
habitación. Entonces hizo una pausa y sonrió de manera traviesa antes de caminar hacia la mesa. Brian irradiaba un aura imperi
que estaba al otro extremo de la mesa, frente al hombre que había llegado antes. Se puso cómodo, cruzó las piernas co
sin levantar la vista de la mes
los ojos entrecerrados. Su rostro mostraba curiosidad cuando levantó la
encontrándose con los ojos de Brian. Entonces se encog
a de la determinación de su rival, se dispuso a decir lentamente: "Bueno, si ese es
la cabeza mientras la inclinaba y una pizca de
las fichas sobre la mesa y contestó: "
ruzaba sus manos. Reteniendo el resto de las palabras, la tensión comenzó a palparse en el ambiente. Con una sonrisa y