a Fer
epentimiento. Pero no te equivoques, no tenía ningú
er dejado que mis inseguridades y ansiedades me lo impidieran. Cuando el intenso placer fi
solo aumentaba mi delicios
contener el gemido sofocado que
él, pero lo empujé nuevamente, hun
labios, así como su lengua, que se deslizaba contra la mía con tanta destre
is piernas, probando mi sabor con tanta hambre, me excitaba aún más. Estaba aferrado a mí como si yo fuera su salvación, su
ecesitaba aliviar esa sensación. Pero continuó, y continuaría tanto como fuera necesario, porque quería darme una experiencia única. Quería
ante era un maestro en hacer que las mujeres se sintieran c
os incesantes. Dante aumentó la presión de su lengua contra mi clítoris, haciéndo
frente. La visión de su rostro era irresistible, con la mandíbula bien definida y
l brazo del sofá, donde estaba recostada-. Perturbas
. Jadeé al sentir la rigidez de su miembro contra mí, deseando, por primera vez, descubrir cómo sería
ecíproca, como pued
s mostrártelo para mí? Creo que es justo qu
ro hoy se trata de ti. No haremo
el cinturón de cuero, quitándoselo sin prisa. Mis ojos saltaron nuevamente a sus mano
r considerablemente mayor, tenía una apariencia joven. Si no fuera por l
ciera-. ¿Te gusta tocarme tanto como observarme? -Desabrochó el primero de
z no lo
continuó, seri
esperando finalmente saborear lo que quería probar. Mis piernas
marca que llevaba puestos. El tejido firme no podía cont
via? -su voz hacía qu
nos directamente hacia el tejido, aga
erida -dijo con
xer, exponiendo el miembro firme frente a mi rostro. Mis manos se movieron lentamente ha
mis dedos por el glande mientras el líquido pre seminal lubricaba la zona rosada. Comenzó a mover las c
mis manos suaves, tocándolo de manera tan placentera-. Si tus
te sonrojadas. Estaba obsesionada por el
po posible. Sin embargo, cuando me acerqué para f