los pétalos de ro
rad
inaba con dificultad, pues le costaba coordinar, inclusive, ya casi estaba
mos a tom
resaca, primero
bebió de un
no en la barbilla y con el pulgar, le acarició el l
co tú
zón me lla
an. Yo me llamo Gineb
o de la nada, la joven se paró, se abalanzó sobre él y le dio un beso. Bes
de fiesta con sus amigos, y a ésta hora e
con calma con los extraños, pues nun
ía ni idea de lo que le estaba hablando Jordan y ella simplemente hablaba de
ella levantara la cabeza y le pasó la lengua por la mejilla -¿quieres saber de qué se trata?
fondo de su corazón, era lo que estaba buscando, a
ue lo que se le ocur
onrió -voy a hacerte dos preguntas y quiero que m
tengo nada
stá segura de qué
a seg
la primera, la segunda es; ¿h
to!, ¿no te dije
erf
os, entonces la besó casi con ira. Esa demostración de testosterona encantó a la joven, que se resistió un poco, haciendo que él ejerciera más fuerza sobre ella. En ese momento abrió su boca todo lo que pudo y le metió la lengua, supo que le gustaba porque sintió de inmediato su erección contra la pierna. Entonces deslizó su mano y le tomó con firmeza la entrepierna. Jordan la miró maliciosamente con una chispa de lujuri
susurró al oído -es
ver que no se resistía, le quitó la ropa de arriba por completo, entonces jugó con su lengua en los senos de Ginebra, mientra
s deliciosa!, creo que voy
a mueca de satisfacción. Se acercó muy lentamente, el corazón de la joven palpitaba a mil por hora y su respiración era agitada, y comenzó a jadear cuando Jordan, con su lengua, le separó los labios inferiores para jugar con lo que había en el medio de ellos. Le levantó las rodillas para que sus besos fuer
en, comenzó a embestirla con un movimiento perfectamente acompasado -¡por Dios Ginebra! eres muy estrecha, me estás volviendo loco ¡Mie*rda, no voy a poder aguantar mucho -Pero ella no hablaba, solo gemía y jadeaba, el único sonido en la habitación, era la voz cada vez más ronca de Jordan y el choque de los cuerpos, empapados en transpiración y deseo. De pronto Jordan se puso rígid
giró para salir
por el engaño de mi novio y ahora e
sas sobre la cama, o el que te arranca la ropa y te hace el amor a la fuerza contra cualquier mueble en cualquier lugar que se me antoje -le sonrió con esa sonrisa mal
la puso de pie, se acercó muy lentamente hacia sus labios para besarlos de una manera atroz. Luego la puso de espaldas y la inclinó sobre la mesa, separó sus piernas y sin decir n
-pero tranquila -le soltó la boca -siente mi
e junto con él. Ella nunca había sentido esa perversión con un sesgo de ternura y brutalidad,