nsigo a alguna chica para pasar la noche. Pero esa vez, no era la fiesta lo que lo atrajo, sino el alcohol. Se sentó en la barra y comenzó a ped
-preguntó Karl, mientr
dió Lucas, con incredulidad, como si
ó? -Karl bromeaba-. Santo cielo.
¡¿Cómo puede ser tan hermosa?! Pero no, ella y su estúpida moral
jer -comentó Karl-. Debe ser una muñeca
? No...
reguntó Kar
a a ser?.
rl lo miró, alarmado. N
. Mi
, ¿es
o.
¿Estás mal de la cabeza?
itó Lucas, golp
mo tu hermana. ¿Cómo no v
iado. Bebió el resto de la noche hasta quedar inconsciente sobre la barra húmeda,
zón hecho pedazos. Se levantó como pudo, tambaleándose, y la primera imagen que le vino a la mente fue la de ell
gritos, quejas. Lo ignoró, pero después le llegó un mensaje que no pudo ignorar. Su padre le exigía que fuera
ó anoche es una mentira -dijo
y lo sostengo -
ncio. Francis se puso de pie y lo miró, como si
costado tu... amor
que es amor lo que
voz ahora un poco más dura-. ¿Qu
ondió Lucas,
decida irs
A dónde
onseguir? -le reprochó Fra
nde
a ciudad. No puedo retenerla ni negárselo. Ahora puede disponer de lo poco que le dejó su padre.
a hacer eso! ¡Nunc
? -dijo Francis, con
ncajada por la inminente separación de
dos... -intervino Norma, in
a a ser lo mejor para Adele?
s... -trató de decir Norma, per
sea que vaya! -gritó,
itó Francis, acercánd
piensas d
meter con Sara -
ometeré con ella -respondió
de que ella es igual que s
o, Norma! -ex
có Norma, su voz ca
S! -gritó
ejo del carácter de su padre. Sí, se parecía a su madre en el cabello rizado, en la sonrisa serena y en los o
o... -ordenó Francis
ré y, mucho menos,
dad, tú te irás a estudiar fuera del país!
s! -inte
ncia era lo mejor? ¿O eso solo aplicaba
no me deja
odas esas mujeres que han venido a reclamarte, aun cuando t
o si se quedaba y se comprometía, al menos tendría una oportunidad. Sabía que cuanto más luchara, más alejaría a Adele. Y, en s
se había mezclado algo más: el orgullo herido por el rechazo. Un gusano negro que se
era. Un sueño sencillo a pesar de haber crecido rodeada de privilegios en l
su casa de la infancia y, si quería, podía rentarla para sacar algún beneficio. Pero Adele no quiso; le
a extr
tamb
ocurrió... Lamento no hab
padrino... Yo tam
en mí y siento
e todo lo que me has dado, d
rgulloso de ti
ba con una mujer así. Cuando escuchó que Adele quería alejarse, no tardó en darle mil razones a Francis para que no se op
la intimidad, y nadie con un futuro brillante y acomodado asegurado como el de él. Así que, cuando su madre le dijo que querían que se comprometiera, pegó un salto de alegr
uando Lucas había resquebrajado su relación, ella seguía preocupándose por él y queriéndolo como siempre. Pero entendió que no podía decirle nada, no podía preguntarle,
ntaba e iba al choque. Pero luego volvían a amigarse, como si nada. Ahora que lo pensaba mejor, entendía muchas otras cosas: como la vez que llevó a su novi
, a veces no la dejaba salir sola con las amigas, argumentando que las acompañaba para cuidarlas porque eran un grupo de niñas tontas. O la fastidiaba hasta hacerla llorar cuando quería usar fal
fuera, volverían a ser la familia que eran antes de que llegara. Pero eso no era cobardía, como ella pensaba, era valentía. Era muy joven, muy optimista y muy soñadora para e
cía a su hijo y sabía que era proclive a dejarse llevar por sus instintos y emociones. Desde aquella noche no habían vuelto a verse; él permane
anqueada por Lele y Francis, y Lucas no se atrevía a acercarse, solo a mirarla de reojo cuando creía que nadie se daba cuenta. Y para torturarlo aún más, ella eligió un
le había pedido que lo acompañara, que tenía algo que hacer y necesitaba que lo ayudase. Como buen compinche, lo hizo, para enterarse cuando llegaron al lugar que todo lo que Lucas querí
a de satisfacción de Lucas, que al menos podía quedarse tranquilo de que, si ella se irí