e había ofrecido a cocinarle unos espaguetis, que llevó postre y unas cervezas, todo por
mo es que no sabía q
solo la utilizo cuando qui
¿No me
unc
de s
trabajos que debían presentar la semana siguiente. Jim le contó un poco de su vida y ella de la suya. El postre quedó para más ta
emente, queriendo seguir la melodía, y el roce de los cuerpos despertó algo en ellos. El beso, esta vez, fue furioso desde el primer contacto. Llev
el pecho. Y la sensación fue todavía más fuerte: una mezcla de relajación acompañad
más. El abdomen, el pecho, la espalda; por algún motivo, la rudeza de su piel le encantó. Respiraba
idesnudo le robó un imperceptible suspiro. No pudo contener la necesidad de tocarla, y lo hizo. La piel suave y tibia. Siguió subiendo hasta q
l cuerpo que tenía delante era terso. De nuevo los besos abiertos, de nuevo las manos inquietas de ambos, buscándose las partes más sensibles. Cuando ella lo
a más paciencia, más suavidad, más experiencia. Se concentraba en tocarla en los lugares correctos, esos que la hacían temblar un poco y jadear más. Logró que ella q
entrar muy despacio. Ese primer contacto se sintió un poco extraño, pero placentero, y lo alentó con las manos en su espalda para que continuara. Lo hizo con cuidado hasta que estuvo por completo en su interior
es. Descubrió que, con ciertos ángulos, la excitación aumentaba y movió las caderas por instinto para encontrarlos y permanecer en ellos. Jim se estaba volviendo loco mirándola disfruta
aba cerca. Aceleró el movimiento de sus caderas, desesperada porque casi estaba por lograrlo. Jim la entendió y apuró un poco los suyos; se podía oír el sonido de la piel chocando con la piel
ró la mano para cubrirlos con la sábana. Él le besó el rostro mientras se miraban, y ella le acarició el cabello. Se quedaron en ese improvisado refugio en la cama, cuan
equivocó de piso
lí hasta la noche, tranquilos, yendo y vinien
ensaciones perfectas. Parecía que la vida se había olvidado un rato de su mezquindad y le estaba abriendo un camino más apacible. Sus estudio
el día: una flor, un café, un bolígrafo con muñequitos de colores, un almuerzo impro
rtas miradas y movimientos, podía despertar el instinto de él, que con otro tipo de caricias y besos lo aplacaba, que con ciertas palabras conseguía más. Y se per
ecía tan horrible y había dejado de esconderla. Estaba ganando seguridad en ella misma, aprendiendo a apreciarse y a abrazar ese sentimiento de aceptación. Eso se reflejaba
porque esta vez haría una fiesta en la casa con sus amigos y ella debía estar ahí. Al principio se sintió nerviosa y un poco acorralada. El tiempo lejos de la
cumpleaños de Lele? -le pre
que volver a cursarla, lo siento... De verdad me gusta
reocupes, en otra o
razarse de su padrino y a él no había manera de borrarle la sonrisa de la cara. Presentó a Jim ante los ojos escrutantes de su padrino y el muchacho parecía un
buen muchacho,
muy
dia co
compañero
en... ¿t
te preocupes tanto, padri
... ¿t
bajo en un ta
.. ¿cuántos
2
ás gr
e un padrino como tú o una familia con comodida
s responsable,
proyecto que había hecho hasta ahora. Su entusiasmo lo contagió y se sintió orgulloso de su pequeña niña. La notó más alegre, más suelta, más
asa, de nuevo tuvo esa incertidumbre. De
está
están organizando la boda con Sara, ya no sale tan
ro sonaba lle
s que un capricho... ¡Ah! Es mi culpa, debí haber sido más es
o nunca fue mala persona y no es tu culpa. A vece
e tengas r
obre la organización de su casamiento. Estaba con Sara sentada a su lado y la tomaba de la mano. Daba la impresión de controlar todas sus emociones y de que n
importaron sus amigos. La abrazó muy fuerte, tan fuerte. Adele l
le! -le dijo y le dio
in lle
trañé y... tengo
lo miró, lo agradeció, pero no lo abrió. En ese mome
de -le dijo el mu
No lo
stás d
es bueno
. ¿tiene
lavó de su corazón la inquietud q