des
a vez allí, se sentó en la barra y pidió un trago. Sus ojos recorrieron el l
. Aunque Alexander no amaba a Lauren, sentía en el fondo que estaba mal. Él no pudo evitar dejarse llevar por el momento
en entrecerró los ojos al verlo. Ella había notado su ausenci
quiso saber, su voz t
, sin inmutarse por la acusa
escupió con frialdad-. Yo hago
ntro. Después de todo lo que había soporta
er sus emociones-. ¿Acaso no te basta con mantenerme e
a burlona, sin inmutars
l dueño de esta casa, y puedo hacer lo que se me antoje. Tú eres solo mi
de agua fría. Se sintió tan impotente que se aproximó y lo
¡Merezco respeto, Alexander! ¡No puedes acostarte con quien se te cruce
star aterrorizada por la violencia de sus movimientos -. ¿Qué quieres ex
El beso sorpresa le nubló la cabeza y robó todo el aire de sus pulmones, al separ
tón de inmediato para un sostenimiento
una insignificancia en mi vida. Nunca t
é me odi
una razón par
eron como puñala
la señaló como una oportunista, pero con el tiempo se dio cuenta que ella no era como las demás; a Lauren la suntuosidad no la atrapó. Desp
sa, lo enojaba, se convertía en un combustible
, no se repeti
erró en su habitación, dejando a Alexander solo en el pasil
adas, no soportaría compartir la misma
*
ses de
abía pasado los últimos días sintiéndose extraña, una mezcla de náuseas y un cansancio que no podía explicar. Sus pens
pesado. Miraba fijamente el pequeño dispositivo, como si pudiera controlar el resultado con la fuerza de su voluntad. Cuando finalmente el reloj marcó el
menzando a hundirse en su pecho como una pesada losa. Estaba embarazada. La palabra re
l mientras su mente se llenaba de pensamientos caóticos. ¿Qué harí
imaginando un f
e las dudas. No podía permitir que lo que ocurr
ró su reflejo en el espejo. Ella salió de
La noticia la llenó de pánico. Recordó las precauciones que siempre
niño en medio de aquel matrimonio sin amor, rodeada de los muros opresivos de aquella mansión? N
Sabía que Alexander nunca le permitiría irse, que
ntró a su habitación, Lauren la
que me ayudes a hacerlo. Estoy embarazada, lo sabes, no puede saberlo Alexand
da, pero también con un destel
ó, con cautela-. El señor Alexander nunca se lo perdona
intió con
viviendo así. Tengo que recuperar mi lib
mpatía y, después de un bre
a -emitió en un susurro cómplic
... gr