ad
ográfico de su gente. Las áreas cultivables poco a poco se están tornando poco productivas para trabajarlas; puesto que cada vez son menos fértiles y más desérticas. Este pueblo se ha hecho de una reputación de
n un ataque diferente; algo nunca antes visto por los valientes defensores del pueblo. Hermenón, el general y rey de los acadios, está decidido a tomar el puerto a cualquier precio, ambiciona desde hace mucho esa
s e imponentes guerreros. No tuvieron bajas, pero eso sí, fueron fuertemente ahuyentados y amenazados bajo pena de muerte, en caso de regresar por el lugar. Sus soldados habían escapado a
allí. «¿Qué es lo que ha causado tanto miedo a mi gente? ¿Por qué esa zona se encuentra tan fuertemente custodiada? ¿Quizás se trate de un lugar más rico que l
En definitiva ¿por qué no enviar un grueso del ejército a explorar? Y si se dan las condiciones, atacar y tomar el lugar», se pregunta y razona para sí, el rey Hermenón. Es una idea que poco a poco ha i
értil. Ideal para nuestra gente que cada vez pasa más hambre, debido a que nuestras tierras áridas y agotadas, ya no son aptas para tanta población. Me pregunto y espero que ustedes también lo hayan hecho. ¿No será que está allí la salvación de nuestro pueblo? Sé que un grupo explorador fue expulsado por los
ro en sus rostros evidencian el temor y desaprobación a la idea de su rey. No obstante, Hermenón
e viejas charlatanas; ya que es evidente el miedo que sienten por ese lugar. ¡Propongo yo mismo comandar un ejército
s quiere llevar hacia algo desconocido que los aterra; especialmente por lo vivido y relatado por quienes regresaron de aquella incursión. Incluso, la mayoría de los que estu
s en este lugar, que luchar como guerreros que son? ¡H
stante, luego de unos instantes, uno
un valiente, que morir de hamb
do soldado tamb
pueblo! ¡Mi gente y
y arriesgado plan. El rey Hermenón, al escucha
dido lo mejor para nuestro pueblo, debem
Grauso da un
base a un conocimiento real del enemigo al que nos enfrentaremos, podremos planificar un ataque. Propongo yo mismo comandar una incursión, junto con una docena de mis valiente
rdo con este plan de
áiganme buenas noticias. No voy a aceptar cuentos de co
ros rayos del sol despunten en el horizonte, parten Grauso y los soldados escogidos. Los cuales son especialistas en combate cuerpo a cuerpo; además de expertos vigías, acostumbrados a
een los cuidantes de aquel lugar. Por ello, harán lo posible por evitar alguna confrontación con ellos. Consumen algo de comida, también alimentan a sus corceles, lu
nden tomar el mundo, pero lo ú
unos pocos alimentos mientras avanzan. Horas después, al aproximarse al lugar prohibido, empiezan a notar el cambio en la flora y la fauna. Ya no es desérti
temor y desconfianza. Al pasar por la orilla de unos de los riachuelos que desembocan en el río Buranun, cerca del mediodía
defensa!!! -da la voz de alerta
dónde vino la saeta o dónde se encuentra el enemigo. No obstante, antes de que p
!! -les ordena uno de es
travesada por una flecha. Los demás, al ver esta acción, quedan inmóviles, consc
¡Entreguen sus armas o morirán en
oldados. Comprenden que sería inútil opone
a intrigado uno de los seres de luz, acer
pueblo. Nuestra gente se está muriendo de hambre. Esa es la razón de nuestra prese
istoria? ¿Estás enterado de que esta zona es prohibida para ustedes? -
ado por el hambre y la miseria -ratifica Grauso, preten
uestro líder. Él definirá su suert
ada por Hydes. Al llegar al lugar Grauso, como todos ellos, se encuentra temeroso; sin embargo, trata de di
nca fue nuestra intención, molestar ni invadir tierras de nadie. ¿Ustedes son los
s son nuestros enemigos y espero que también de ustedes; de lo contrario, no son bienvenidos aquí -responde Hydes,
no conocemos quiénes son los que cu
escuchando al prisionero. El segundo se le
ede emplear como un frente adicional de distracción contra nuestros enemigos. Hagámosle creer a estos hu
eva situación, se da cuenta de lo provechoso que puede ser la inesperada coyuntura que
encontramos. Somos enemigos de los guardianes del Edén y ustedes desean dicho lugar.
confianza de los temerosos y d
por ahora, deben descansar y reponer fuerzas. Son nuestros invitados de honor y serán atendidos como tal. Mañana partiremos hacia vuest
la intención de marcharse pero, como si se le hubiera venido una nueva
darán aquí hasta que regresen nuestros mediadores de tu pueblo. Pero, como
nte la cena de bienvenida, son muy bien atendidos, tan así, que se sienten más relajados y tranquilos por los buenos anfitriones que demuestran ser estos poderosos guerreros. Todos los acadios, incluido el herido en la mano, comparten la su