Car
an Benito, di
a una noche de baile, ron y devoción por el Santo Negro, que da nombre al poblado. Mi madre, M
bdomen y una sensación de opresión en la pelvis. Por la experiencia de sus dos embarazos anterio
lda y la presencia de las contracciones. Mejor le aviso
. Esta le llamó la atención porque en ningún momento, desde que se dio cuenta de que estaba emba
s al mundo, debiste controlarte para tener la certez
te duplicaron los síntomas! -Añadió ella-. Me preocupa ese barr
a alguna medicina y no tenía con que comprar -aseguró esta, lle
ta para dar de comer a Juan y a Franco -confesó ella, con tristeza, pre
, y ya voy. Entretanto, busco todo lo que necesi
uerte llanto, que retumbó en la humilde choza, donde vivía mi progenitora. Mi madrina,
nacido una estrella! -Aseguró esta, asombrada de
ho, con esa garganta lejos,
mi madre, quien estaba decidida a llevarme a una institución, para que fuera adopt
e esté, rezaré para que San Benito, lo proteja y le ayude a triunfar -agreg
que heredé la hermosa y potente voz de mi abuelo, gaitero de corazón. Unos, cuarenta minutos después, mi
lo que la partera, respondió,
atrás! -Suplicó-. Yo me hubiese quedado con él. Pero, sabes cómo está mi situaci
ó a llamar mi mad
me acostó en el otro catre que se encontraba en esa humilde habitación y se apresuró cuan
que Franklin, el hermano de mi mamá, había salido con mis dos hermanito
los cuales trajo al mundo esa misma noche del Santo Negro. Estos eran idénticos, salvo que el segu
dre! -Gruñó María, en voz alta
rgumento fue que se trataba de un hombre casado y habitante del mismo ba
está aquí contigo, ¡no regales a tus hijos! ¡Por favor! ¡Como sea entre todo
doble parto, terminó sumamente cansada. Esta dejó rodar unas lágrimas de emoción, al ver el
ra que te examinen y constaten que no te quedó nada más adentro -exclam
¡Comadre! -Suplicó esta- no los lleve a ese centro
a estos en adopción -aclaró mi madre, obstin
lla se encargará de gestionar todo, para que la familia rica que lo quiere,
o tenía para criar a uno, menos voy a tener par
ada de quedarse con tus hijos. Dame tiempo para hablar con esta. A pesar,
entregar, el otro niño -razonó mi madre, en voz alta- ¡Por esto, no
us hijos? -Cuestionó la partera anonadada, al ver cóm
mente que serían dos, por esta razón, le costó tomar una decisión. En todo caso, al amanecer del día si
gó a la prima de esta, quien no había podido tener hijos. Ella, era una p