orir o desaparecer por unos días. el sol aún no h
va, no estaba acostumbrada a estar sola en una
motivo que todas las mañanas me levantara a soportar a m
Müller llegó aquí y todos los días hombres grandes y fuertes lo protegían a muerte, como si fuera una celebridad, de ahí comenzaron los rumores de que sus negocios no eran
ía cómo reaccionar. Estaba claro, que él se dirigía a buscar la respuesta a la propuesta que su jefe me hizo o eso quería pensar. Otro sujeto desconocid
impio ventanal. Mis ojeras eran el centro de atención; oscuras y grandes. Necesitaba u
rilla de café con miel, la aplico por todo mi rostro y la dejo reposar el tiempo suficiente. La ducha logra calmar mis tor
giendo mi ropa, ya que toda es de color blanco y negro o gris oscuro, tod
os hombres se han ido y eso me tranquiliza mucho. V
ie había llegado aún, a excepción del guarda de seguridad que lucía ago
ora antes que él; prepararle un café, limpiarle su oficina y arreglarle por col
oy se veía demasiado guapo, era eso o mis hormonas se estaban volviend
amos al ascensor -tras de todo,
dió, Mor? -presioné el botón que
-a veces, quisiera tener un pito así de grande -separé mis manos, ofreciéndole una demostración bastante expl
on y juntos caminamos hasta la oficina de mi jefe. El no debería estar
edad ahora solo buscan mujeres jóvenes y llenas de vi
e encontraba exquisitamente arreglado y el olor a cuero solo me
mujeres maduras -dijo él. me encaminé al escritorio
sentí el espíritu de estupidez florecer dentro de mí. Incliné mi trasero, fingiendo no lograr alcanzar el lápiz. Cumpliendo m
llenaba, pero por dentro, tod
ronca -eres muy guapa, muchos
i trasero descaradamente y girá
As
staba a punto de cumplir los cuarenta años, pero, aun así, era un hombre bastante lindo y gracioso. Y el único hombre en la habitación -para... -s
etrocedí unos cuantos pasos hasta chocar contra
nas me hicieron sentir un cosquilleo en mi entrepierna y con cada parpadeo, podía ver al señor Müller
a "La mejor manera de librarse