s a
gante y a los ojos de mis padres era perfecta para eventos familiares. No me molestaba en absoluto eso, amaba tener com
tenido tiempo en la mañana de arreglar la cama, de hecho, no había tenido tiempo de nada. Entre prepararme para mi
ue me apetecía era dormir o relaj
raños, incluso más por sus extravagantes camionetas, según mi vecina ella había visto a uno de ellos rondar por las calles con pistola en mano. Algo que aterraba aún más a todos, excepto yo; sentía una extraña fascin
solo unos pantalones holgados que resaltaban su "v" perfecta. Quise come
as cortinas, la curiosidad me tentaba a buscar al nuevo vecino,
lescente, compórtate como una adulta y deja al vecin
condí a un lado. La adrenalina empezaba apoderase de mi cuerpo, sabía que
a curiosidad me obligaba a da
un intento de convencerme -claro que no, si es por la cie
onstaba de un feo colchón y una silla de madera, intenté volver a inclinarme para ver mucho más, pero no había mucho que observar. Llevaba consigo una maleta pequeña color gris y en el fondo se extendía algunos zapatos. Me sorprendió no
to de la habitación con su arma, estaba practicando o eso parecía. Lucía tenso
nza me recosté en el arco de la ventana y lo
tremenda atracción por los hombres malos, pero los verdad
arlo me eri
uemarme en su infierno y temblar de placer al menos por una noche deseaba sentir su arma recorriendo mi cuerpo. Endureciéndome los pezones y penetrándome sin piedad. En algún lugar público, aún mejor, esc
comenzaron a volar a lugares inimaginables. Desea desprenderme de todas mis prendas y hacerme el amor frente al espejo, dedicarme una noche dond
lla y un poco de ropa que no logré identificar desde mi altura. Después de eso, miró nuevamente a la pared e hizo el intento de quitarse la camisa -hazlo -mascullé -quítate la camisa, por favor... hazlo, dale un poco de diversión a mamá... vamos -volví
ndido bailando sus ojos desde donde me encontraba
los, al meno
no tenía miedo, pero la situación comen
que mejor manera de hacerlo que desatando mi melena. Él no reaccionó, continuaba inmóvil como una roca con su pistola que apuntaba directame
s días de trabajo y mi busto, a pesar de habe
, pero valía la pena intentarlo, mientras aun el licor contin
do exageradamente la boca para
de cabello. Tocó en su arma algo que desconocía, posiblemente le estaba quitando el seguro o poniéndo