ctiva d
ente lo hizo, sentí una mezcla extraña entre alivio y... vacío. Era el momento del día en que solíamos encontrarnos, so
e había sido mi refugio, pero hoy me pareció distante, como si no llegara hasta su
en la mejilla, pero no era el beso cálido y cercano que recordaba. Era un b
de sonreír sin que mi voz
haqueta con una despreocupación que me hizo senti
e fuera más interesante que el hombre que tenía frente a mí. ¿Qué estaba pasando? Ariel había sido mi primer amo
ctitud, pero sin preguntarme realmente qué sucedía. Su tono era suave, casi dis
lo directamente. No podía, no con él tan cerca, no
su movimiento que me hizo darme cuenta de lo que estaba sucediendo. Este beso, esta cercanía, ya no me emoci
amos actuando una escena de una obra de teatro que ambos sabíamos que ya no tenía sentido. Fue un roce breve, sin pa
mi atención hacia otro tema. Mi mente seguía atrapada en Max, en la manera en q
n una leve sonri
o. No quería que sonara como un reproche, pero tampoco podía evitar
Solo estaba mostrando las c
tiempo con ella no tuviera ninguna implicación. Pero yo lo sabía. Lo sentía. Algo
enta de lo directa que había sido. Me sentí un poco incómoda
regunta fuera inesperada, pero no peligrosa. "Maya,
a figura distante en su vida llena de "cosas importantes". Y mientras él se perdía en
scutir, para pedirle lo que ya no podía da
esto se redujera a un simple susurro, una n
nsiderando mis palabras, pero al final, simplemente se levantó y fue haci
me sentía
ectiva
a a través del cristal del café donde me encontraba ahora, con la mirada fija en el paisaje urbano, pero realmente mirando la figura de Maya en mi mente
rillaban cuando hablaba del arte, que me hizo sentir que había algo más en ella d
también se reflejaba en sus ojos. Necesitaba saber más, explorar e
ra en que sus dedos rozaban los marcos de las pinturas, como si estuviera buscando algo que aún no había encontrado. Su pres
con la calma de quien sabe que cada palabra podría
or un momento. "Es... hermosa, pero habla de la sole
e entonces cuando supe que no era solo arte lo que me atraía de Maya. Era ella, e
rle, sin poder ocultar lo que sentía. "La
egundo, el mundo a nuestro alrededor des
s", dije, con una sonrisa que
que no podía ser ignorado, algo que ya ha