an impuesto durante estos tres años, con mi mano temblorosa y conteniendo mis lágrimas firmo el documento que se encuentra sobre su escri
a Mül
iro mi cab
lpas ya no
al cual indico que me lleve Währing. Ya eran aproximadamente las nueve de la noche cuando llegue a la casa dónde había
ría estar hay mucho tiempo y encontrarme nuevamente con él. Ingreso a la que fue mi habitación y no puedo evitar que por mi rostro se deslicen lágrimas e indicándome -Ali no vale la pena ya no más –p
erd
ndo en mi rostro siento gotas caer fuertemente. Logro llegar a la avenida principal cuando a lo lejos visualizo las luces de un auto a lo