pueblo que parecía sacado de otro tiempo. Un lugar tan aislado que hasta el aire parecía más denso, más cargado de
n la prisa ni el bullicio que me había acompañado siempre en la ciudad. Era como si todo estuviera suspendido en una especie de quietud, y yo, como una extraña en este lugar, n
sma, como si este lugar tuviera la clave para algo que ni siquiera yo entendía. Pero algo en el aire m
i espalda, y mi respiración se aceleró involuntariamente. Miré a mi alrededor, pero no vi nada
ces l
r. No podía verlo con claridad desde mi posición, pero algo en su postura me hizo detenerme, como si mi cuerpo reaccionara antes que mi me
do algo. Esperando a que yo diera el siguiente paso. Y, a pesa
e su rostro, y su figura, aunque completamente humana, parecía proyectar una energía tan primitiva, tan natural, que me hiz
ron, entendí que no estaba vi
olo mi cuerpo, sino mi alma misma. Fue como si algo dentro de mí se agitara, una corriente invisible que conectaba nuestros mundos
anecimos allí, en silencio. Yo, incapaz de apartar los ojos de los suyos, y él
ncio, su voz profunda y grave resonando
jo, con un tono que no era una
o me sorprendió. Sentí que en sus palabras había algo más, algo que no entendía, algo que resonaba con
oz sonando más tenu
La proximidad de su figura me hizo sentir como si estuviera siendo atraída por a
ompartiera un secreto conmigo. Sus ojos se estrecharon, y por un momento, creí ver un des
envolvía de una manera tan intensa, como si todo a
hecho de estar cerca de él me expusiera a alg
acia mí-, tú no sabes lo que e
ro algo dentro de mí sabía que sus palabras eran ciertas. No entendía cómo, pero sabía que él estaba diciendo
l cielo. Como si todo el universo estuviera alineándose para presenciar lo
e me decía que n
era solo e