árboles formaban un techo natural tan espeso que apenas dejaba pasar la luz del sol, y una bruma pálida se aferraba al suelo como si intentara ocult
ara lo seguía de cerca, con sus ojos oscuros escaneando el entorno. Aunque no lo admitiera, había algo en aquel bosque que la
-dijo Lenara en voz baj
pero respondió co
. Es antiguo. Ha
cruza? -replicó Lenara, con un deje de
ligeramente la cabeza para
ar, ¿no? Aquí es donde las dos especies no se atreven a seguirnos. As
lo, tenía razón. Si querían sobrevivir, este era el único camino. Pero
traparlos, y el aire tenía un aroma extraño, una mezcla de tierra húmeda y algo más metálico. No había señales de vida animal, pero de vez en cuando L
bosque estaba observándolos, pero no percibía una amenaza inmedia
os y cubiertos de musgo. Lenara asintió, aliviada de detenerse. Sus piernas, au
sar en lo mucho que había cambiado su vida en tan poco tiempo. Dos días atrás, era una noble vampira, rodeada de lujo y poder, aunque siem
vampiros? -preguntó de rep
, su expresi
dio. Es
arqueó
ena con
ando caer los hom
culpa de un vampiro. Eso es
e responder por sus acciones, pero ella nunca había lastimado a nadie directamente. Aun a
aja, sorprendida por la s
tuviera evaluando si sus disculpas eran ge
izo tu familia pa
mirada, su mand
su hija, solo como una herramienta para ganar poder. Cu
a vez, vio algo más allá de la arrogancia en Lenara. Vio a alguien que había sido trai
ían comprender, y la niebla parecía moverse con voluntad propia. Kael y Lenara se pusieron de pie al mismo
ó Lenara, con la mano
ando sus garras mientras sus o
s por la misma niebla. No eran licántropos ni vampiros, pero tenían una forma hu
z grave y gutural, que resonaba
resencia. Kael se colocó frente a ella, sus garras alzad
-respondió, su voz f
jo otra voz, esta más aguda,
lmar su respiración,
é pr
os vacíos brillando como brasas. Finalmente, uno de ellos se
Tu verdad
os Guardianes, pero Lenara sabía que no tenían otra opción. C
para cumplir con sus expectativas, el día en que descubrió que su madre había sido asesinada por órdenes del Consejo
oz, y las figuras se des
resivo. Lenara se dejó caer al suelo, agotada tanto física como emocional
ntó, su tono más su
ó, pero negó
ue importa es que
que cada uno de ellos llevaba sus propias cicatric
una pequeña fogata para calentarse, la tensión entre ellos comenzó a disiparse. Aunque no confiaban comp
, pero... gracias -dijo Len
ceja, sorprendido
or
ueña sonrisa, aunque
dejarm
un momento, antes de
o estás tan mal pa
eció aliviarse. Aunque el bosque seguía lleno de peligros y su camino estaba l
nzaron a encontrar algo más profundo que el odio que