di
a, ya no podía seguir ocultándo
suspiró-. Mientras preparo la cena, ¿podemos ha
la
icieron para presentarte e
no había
s lo negaré, pero yo quería más. Necesitaba sen
din
Me obs
hablar. Desde hace un mes no hemos estado
que le hiciera daño, hasta ahora mi hijo se desarrollaba de manera perfecta, y sus turnos en la clínica fue
... y
is motivos, porque no me embaracé en común acuerdo. Yo tomé esa decisión en c
e enojará
o de la mujer, en que ella es quien decide tener o no al hijo. Según ese derecho social, y perdona que se
quiero decirte, tú tien
jamás
da ajena a la suya, pero el padre no responde, él es el malo, y toda la campaña hacia ese tema no habla de que el hombre no decide por t
conscientes de las consecuencias que ese acto produce, y ese es la concepción de un nuevo ser. Y es responsabilidad de los
tura de Eros, no lo respetaste, tomaste la decisión de dejar
le s
omo tú, decididas a ser madres y solo dejan de cuidarse para quedar embarazada. -Me sent
en sus errores. Pero pasaste por la voluntad de él. Entonces, en este
ormar un
negativa, pregúntaselas. Y si viniste a pedirme consejo, te sugier
e me vas a salir, ¿mi c
igo estando en lo
-Se acercó y acunó mi rostro-. Acepté el que daba por hecho algo que siempre ha sido, corregí ese error. -Esos ojos negros se
problema era que solo me sentía amada de esta manera, cuando me hacía el amor, del resto su carrera, los pacientes, sus invest
la exhibición d
-volvió a besarme y su mano pellizcó uno de mis pezone
s en el comedor, me sirvió una cop
álida, amor, si quieres mañana nos vamos a la clínica y te h
lgo important
ento sonó su celular, me hizo s
í. No te preocupes Amelia, siempre les he dicho que me informen sobre dichos milagros. Nos vemos en un rato. -Y esa era la razón por la cual y
ía algo importan
, despertó un hombre en coma desde hace un año
hombre malo, me alegra verlo crecer en su rama médica. Pero... ¿Dónde quedo yo? -me quedé sola-
oza, guardé la comida de Eros en la nevera, cuando él regrese se la comer
u papá sa
s ojos de Eros... Lo conozco tan bien, no negará a su hija o hijo, no lo rechazará. Pero ante él destruí la confian
rvios, al verme en ese enorme espejo vi que era cierto, mis
eres mi bendición. Pero vamos a qu
ropa para el viaje. Mañana temprano mandaré mis últimas obras, las que había realizado en estos tres m
Una vez con todo empacado, puse la maleta a un lado, ni cuenta se dará, lo apuesto. Y dependiendo de cómo termine nuestra