d
, con nuestro pequeño príncipe... -No pienses de nuevo en eso, pero no podía mentirme a mí misma, así me vean sonriente.
e, y si lo hace, haré que se arrepienta. Él sigue odiándome, y yo he sido la primera promotora para incr
r creerme toda poderosa, me enteré el puñal. Tampoco quiero pensar en las palabras del padr
elan
ndo cumplí los veintiún, me la iba a entregar, pero yo estaba recién egresada y al año pa
Ya Carlos nos espera
papá. -L
nte, pero ahora que lo aceptas, lo haces par
go por es
ejo que por diablo. -termi
ha entregado las riendas a Julián
hermoso corazón que tienes. Ahora vamos a desayunar. Y gracias, -arrugué la frente
o quienes ingresaron fueron César y Julián. -Siempre pasaba lo mismo, él lograba mover todas l
e masculino, su altura, seriedad... -Sé cuánto me amaba y odiaba al mismo tiempo. Yo jugué... -. Se sentaron e
cesión de nuestras empresas. Gabriela ya es pasante en Derecho, ella a futuro se encargará de manejar los temas legales de
odo el tiempo con tu madre. -comentó César, mi chi
e hace entrega a Adara de su here
el 20% para Alejo y el otro 20% restante para Fernanda. Firmé, mi padre también. Los adultos se levantaron para tomarse un café. Gaby recogió las ca
idiste tomar tu
izo una mueca que le
indif
on las construcciones internacionales, soy tu jefe. -
el otro extremo de la sala de juntas; esto no fue casualidad y nosotros estábamos
me llamó-. ¿Quier
ltos salieron, me leva
e levantó, con la mirada le pedí explicación-. No es una pasa
ré las botas. Conoces muy bien que no me arrugo a estar llena de barro y tra
itinerarios que cumplir, viajes a realizar. Su cargo y el mío compa
ojos brillaban y trataba de contener esa sonrisa socarrona, acomod
ñor
r la mirada por la diferencia de estatura
o lo eres, desde hace much
ado con muchos y eso me creó una falsa imagen, ni tan falsa, no he
to. -volvió a sonreír, pe
saben. -Sentí mi ro
xo me encanta. -Ahora fue su turno de cam
r que es usted. -De nuevo me habló de uste
extrañarle,
pene por fuera del pantalón y ya estaba como me lo imaginé, mi
un poco más y se vio ese dejo de deseo, no se alejó. La última vez que
con usted, «señorita» Katsaros. -pron
derá de si
iado duro en el que aferrarme. Escuchamos cuando abrieron la puerta y, por instinto, se alejó. Se sentó para ocultar la evidente erección
y espera
olos en la sala de juntas, me alejé, pero luego regresé donde estaba
ero ya estaba enojado-. Tú siempre eres materia fácil... ¿Cierto? -Me dieron ganas d
r Abdala. No quiero infectarme. -Le sonreí y salí