diste todo... Pero no a la familia, porque nadie preguntó. - No contu
o con la habitación climatizada a temperatura ambiente, noté
né que el hombre que me hizo llorar por primera y última vez también sería capaz d
pré el banco. Lo que hace
compré el banco para que la deuda fuera mía. Eso sería entregarle parte de lo qu
a dónde quiere ll
tton: quiero que su hija, Olivia
a ceja se alzó interrogante. Intentó decir algo
casa está a punto de ser embarga
legó - La concesión de la autopista
bienes, tendrás que dárselos al concesiona
interés... Son
me importa. Firm
qué Olivia está en
ase. Es hora de que se comprun hombre muy famoso en
.. -
malas. - T
?su hija es una pr
a mí
- Sonreí, sin poder contenerme - ¡Esos lazos familiares y paternos me hacen añorar esto!
es un buen par
en posición
n borracho adicto al
¿qué tiempo tenía yo para leer cotilleos? Mi vida es
de su relación con una de es
derecho a
resa me pertenece. El coche que conduces me pert
r por mi hija Rita? - Finalmente
do en Rita Abertton par
vería a la vida, costase lo que costase, porque no podía morir sin pagar cada lágrima que había llorado, cada dolor que
o entiendo lo que
aro que quiero que tu hija Olivia
ivia es una chica espectacular
vez me haría sufrir como un bicho, como en el pasado. Pero no. Sería tan fácil destrozarle y verle sufrir
a está cumplido! - Me levanté y me dirigí al lugar dond
s a todos. Soy
el maitre me trajo el menú, qu
ntó, pero a mí no me interesaba nada más
cios con mi marido? - preguntó la mujer de
entado a la mesa, totalmente d
de tu hermano", mencionó el aprendi
soñadora? - Sonreí,
con buen gusto! - guiñó un ojo y b
ue aún no habían
queso pecorino. Sustituya la salsa de la casa por con salsa Mornay queso suizo. De postre, una cassata italiana aromatizada licor con con compota de mango y granada.
sus pedidos. Esperé a que todas eligieran y volví a
aprendiz de adolescente-, no sé cómo
amente a ella, que mantenía la cabeza er
o. Tiene diabetes de tipo 1. ¿Tu
rel. Vivíamos vidas separadas. Sólo hablábamos una vez al mes, cuando venía a casa de Clifford a recoger
omida. - No pude evitarlo, al notar la m
rtton? ¿Tenemos un a
nadamente no tenemos un acuer
ó un acuerdo? - La Sra. Abertton dej
ndiz de modelo no podía introducirse en la conversación, porque la menor no la dejaba. Me di cuenta de que no hacía fa
abía comprado todas las empresas que competían con él e invertido mucho para dejarle sin posib
r a sus empleados, que llamaban a su empresa amenazándole. Y sí, compré todos los bancos con los que se había endeudado. Y con cada uno utilizaba contratos cada vez más imposibles de
comida, probé un bocado
puesta fi
inal es no. - Co
ro de que estar cerca de aquel hombre monstruoso
uencias de su deci
Antes de dejar el lug
Sr. Abertton. No suelo hac
e era lo que solía dar de propina a los buenos camareros en los restaurantes de Dubai, por ejemplo. Pero sabía que a Abertton le entrarían sudores fríos cuando se enterara de que yo pag
una. El único que me llegaba al corazón estaba muerto. Y