V
n un vestido naranja, y menos de ese estilo: suelto, con mangas largas de colores y lleno de volantes al final de la falda. ¿Y los zapatos? Sí, señoras y señores: llevaba unas b
que se dejó el pelo castaño oscuro, que contrastaba con su piel extremadamente clara y fantasmal, cayendo en ondas por sus hombros, cu
pondría como una cuba y luego seguiría follándose a otras. Pero... ¿Y si se enamoraba de Chuchu Palito
te un matrimonio concertado con un ser que se comía todo lo que andaba y tenía coño
o sin pretensiones en un club nocturno. Di un paso atrás cuando se acercó lo suficiente como para que pudiera oler su perfume dulce y amader
n blancos como la tela de mi camisa baj
be ser Gabe Clifford. - S
do lo que está pasando aquí? ¿Necesitas...? ¿Necesitas que te explique sin rodeos que no eres más que una "nada
osos cubiertos de carmín del color de su boca, pero con mucho brillo. Su espeso flequillo le
ía un bosque si se le prendiera fuego. Era... Una i
n de mi hermano. Al bastardo podría gustarle su propia mujer y dejar de ser un
parara todo y me dejara casarme con el chuchu, el "corazón
a. Y a mí me pareció que sería justo lo contrario: destruiría
o e hice ade
mplo ba
ción por su parte, exce
como parte de tu familia? ¡Dudo que no tuvieras m
Apreté el vaso de whisky entre
cepté el matrimonio, pero mi casa aún no tiene un
e no sé qué le ha pasado a esta chica, señor Clifford. - Intentó agarrar a Olivia Palito del brazo
aría. El "Corazón", como solía llamar a su hija bastarda, se rompería ha
dos y todo con dinero. Y poco sabía el chuchu que sería capaz de dar todo lo que tenía por el sufrimiento de su padre. Y vería el final de Ernest Abertton sentado en una