itu
bía dejado una marca profunda en su mente, una grieta en la que los recuerdos se colaban como agua en una vieja pared.
evitar sentir que estaba siendo arrastrada nuevamente a su mundo, un mundo del que hab
que acababa de ocurrir. Cada paso que daba la alejaba de Alessio, pero también la acercaba a a
ba sus recuerdos, sus emociones. Y Bianca temía qu
mesa del apartamento que había alquilado para su estancia en la ciudad, mirando la vista del puerto a lo lejos. La ciudad d
-preguntó Luigi, notando de in
que no era convincente. La presencia de Alessio seguía a
ombre de carácter firme, pero también sabía cuándo no
plicado, ¿verdad? -dijo él, eli
que comprendía a qué se refería. No solo era la ciudad lo que la complicaba. Era Alessio,
pasado no siempre está dispuesto a quedarse en su lugar. -Luigi hablaba con
casa de su abuela. El verdadero problema era él. Alessio Moretti. La persona que había arrasado su mundo, que habí
a llegado a este punto? Ella, que había hecho tanto por escapar
e sabía que lo haría, que lo había hecho siempre, no podía evitar el deseo de ir tras ella
el horizonte. Pero su mente no estaba en los negocios, ni en la guerra que se estaba librando con los Ferraro. Su mente estaba en Bianca. En cómo
s. Ella era la imagen en el centro. La Bianca que había conocido antes de que la oscuridad de su vida lo arrastrara. La
uró para sí mismo, apretand
er ruido. Era Matteo, su mano derecha, siempre v
ha vuelto a la ciudad? -le
ernura y dolor en su voz, fue suficiente para avivarlo de nuevo. En cuanto a Bianca, él
a Matteo. -Y lo que me queda por hacer es
.
luces de la ciudad brillaban con fuerza. Sin embargo, la oscuridad en su corazón no se desvanecía. Se sentía atrapada
sus pensamientos. Era un golpe ligero, casi imperce
Alessio resonó suavemente, como un
o, no supo si debía abrir o no. ¿Qué podr
entrar. No ahor
ra vida propia, se movió ha