daban a la ciudad, una mesa de roble pulido en forma ovalada y sillas negras que parecían más tronos q
aunque su corazón llegaba
, la mirada afilada, los labios impecables. Nada en s
s, rostros familiares. Todos murmuraban entre ellos, inquietos. Nadie sabía d
eban, el director financiero, que le sonrió con simpa
espués, las pue
tr
co
e la sala camb
caro en la muñeca brillaba con sutileza. Se movía con seguridad, como si ya supiera dónde
do una tablet y una carpeta. Nicolás ni siquiera la miraba. N
mirada. No se iba a e
tuvo antes de sentarse. Se apoyó levemente con
pausada-. Mi nombre es Nicolás Ferrer. Y d
naba era innegable, y él lo sabía. Jugaba con eso.
nción de reestructurar, repensar y hacer crecer esta empres
gó saliva. Valentina mantuvo su rostro sereno, aunque cada
la con una precisión quirúrgica-. Vi tu informe de campaña sobre el ú
ella como si acabara de ser l
sonrió. Le
nnovación se reestructura. Prefiero ser sólida antes que precipitada. Pero me encan
nas. Disfrutaba. No sol
imiento. Pero me gusta tu es
ndió el subtext
Era un juego entre líneas.
del nuevo trimestre. Pero cada tanto, su mirada volvía a posarse en ella, cotalla con el organigrama-. A partir de esta semana, el área de mark
Valentina sintió un frío
r de área -agregó, y entonces la miró directo, sin rodeos
vo la mira
Nos vemos a
bía terminado. Lo que quedaba era apenas un te
con una frase que hizo que varios se
da. Solo a transformar. Pero para trans
ina una vez más
ra: Y vos sos m