QUISO LUCH
tulo
Patric
star -me respon
da gusto verte des
, se sentó en la ca
ella siempre evitaba mira
libros, tu hermanito qu
¿estás es
o -movió sus pies, al parecer no podía qued
mi carrera, falta poco
mucho
ncia a la visita de mi querida prima, los que no cabían de la dicha eran mis padres. Luego en la mañana me alisté para irme a entrenar como todos los días, mis co
niña tan bonita, que estaba hermosa. Me pedían que se la presentara. Les dije que era una niña y ellos eran muy grandes para ella.
Sandra estaba sentada en la sala. A mis amigos se les salían los ojos, ellos saludaron y ella respondió con una sonrisa y se fue a la habitación de mi madre. Ell
jarra de jugo. Se quedaron media hora y Sandra no salió de esa habitación hasta que todos se marcharon. Se fueron tristes, yo me qu
os. Me quedé observándola, al parecer aún no notaba mi presencia. Era tan tímida, pero sólo conmigo, porque con mi he
ces? -pr
-, sabes que donde vivo no se ven esta
ir allá? -me s
los amo, en el campo se pueden tener, lo único malo es q
migos o t
mejillas ruborizadas-. No tengo novio,
us mejillas se tornaron rojas, que linda se v
no me interesa -se levantó y yo
ontraron con los míos, pero ella n
ina me pidió que estuviese pend
ce aún lado, para que
esa niña, lo nerviosa que se ponía cuando estaba cerca. Imaginé
se sentó a mi lado con una hermosa s
lla, también lo estaba un vecino que vivía al frente, cada que pasaba le sonreía y se quedaba embobado con ella. Él tenía unos 16 años, justo en ese mo
adeé mi cabeza
niego que es muy guap
es te lo
o me interesa tener amig
y joven para complicar
tienes
omentos de mi vida lo más importante e
n, ojalá cumplas
bitación a descansar. Mi padre era muy estricto conmigo, él decía que no me podía enamorar, que
cía por apoyarme. Mi relación con mis padres no era la mejor del mundo, ellos nunca me habían
que yo. A pesar de estar en la misma casa, casi no hablaba con ella. Recuerdo un día que subíamos de entrenar y la encontramos en la carretera, estaba en
refresco, papitas, mecato, que pidiera lo que quisiera, pero ella se negó, ni un confite les recibió. La desilusión que todos se llevaron, eso más les gustó porque ahora era difícil encontrar una mujer tan desinteresada. Hasta yo qu
9 años menos -comen
ecibe como si nada, a nosotros ni
si me rechaza a mí que soy su
e tenía visita, su otra ahijada que estaba embarazada, estaba con su esposo. Sandra estaba muy seria, podría jurar que hasta incómoda. S
algo, pero no creía que ella iba a aceptar. Resulta que tenía que ir por unas cosas a una
¿a dó
ir a Llanadas
ate m
a ir conmigo? -la mi
uedo ir? -mi
que s
dijo que se pondría sus zapatos, que la esperara. Recogió su cabello peinándose con sus dedos en una moña alta, aún así, a medio peinar era tan hermosa
te -murmur
dices? -empez
me tenía
tán y mujeriego de lo peor, no e
e mirarme -sonrió nerviosa-,
o ella la desvió-. Lo conozco, vi cómo te miraba, por
rcajada, cuando sonreía sus ojos brillaban-,
pecho como haciéndome el ofendido, con una sonrisa me agarró
te recibía algo a ti tenía que hace
e y acercarse, pero luego se alejaba y se quedaba ser
vo quedando frente a mí-,
como platos y s
, no e
y otras tan amable ¿te caigo ma
lo que -respiró profundo-. Tú eres muy serio, por eso
e soy amarg
, casi no sonríes, te ve
la de mi papá. Seguimos caminando y platicando de cualquier cosa, me encantaba su forma de ser, nunca me había reído tanto en un so
ro aquí -ba
, para que no te molesten -extendí mi mano-, pasam
uborizaron, que h
i mano, estaba frí
egó
que me robe
las mejillas teñidas de rojo. Tenía que entrar ahí por unas cosas y como era de esperarse los homb
una cosa es admirar su belleza con respeto y ot
lla solo sonrió. Seguimos caminando, aún la llevaba de la mano, ella reaccionó y la soltó, era muy chistoso porque nos encontrábamos un grupo de
nuará