QUISO LUCH
ítu
cia L
sa de mi amigo a recoger mi encargo, Sandra no se despegaba de mi lado. Me dolía el estómago de tanto reí
, ya no soy tu novio, ahora tu verás como pasas por el
o es justo-hizo un gesto en señ
aceptes algo -sonreí-, tr
isita-, no es eso, es solo que no estoy acostu
cir, los hombres, p
que no le gustaba estar pidiendo. Era como terca la muchachita, aunque era admirable, sin duda una mujer única, muy pocas como ella. Me levanté y pedí todo ti
ntir cuando estaba con ella, disfrutamos nuestro
o. Ahora entendía porque mi hermanito disfrutaba tanto con ella. Me dijo que estab
na sonrisa podría cambiar tu día, no podía olvidar mi objetivo. Decidí regresarme al pueblo al día siguiente, solo me despedí de mi madre porque Sandra aún dormía.
.
ar. Por primera vez mis padres se sentían orgullosos de mí, al fin logré sentir un poco de amor por su parte. Me presumían delante de todo el mundo y de toda la
sesionó tanto con mi carrera que decía que tenía que entrenar más duro todos los días, que siempre tenía que ganar y dejar el apellido de la
de espantarla, estaba peor que un papá celoso con su hija. Según él,
re quería para tenerlo feliz, no salía con nadie, no tenía novia, era una persona muy solitaria. Tenía
s me exigía. Pasaba el tiempo y yo crecía profesionalmente, la exigencia de mi padre aumentaba. A pesar de cumplir mis sueños no era para nada fel
no-, cada vez mejor, eres un excelente e
ientes-, el entrenamient
a? No te
e soy feliz, pero -respiré p
. Él quiere controlar tu vida a su antojo, está bien que esta carrera necesita disciplina, pero tu padre se pasa
controlar mi vida a su antojo y mientr
uando y divertirte. Si no lo haces te amargaras más y más
? -pregunté c
n viajar a Italia. Me dijo que él podía ayudarme y conseguir que me entrevistara. Podía tener suerte, no lo dudé ni un momento, además con
viamente a mi padre no le gustaba la idea de saber que no podría manejarme a su antojo. Les dije que era una decisión tomada, ellos decidían si me apoyaban
hora resultaba que mi padre quería obligar a mi hermanito a ser ciclista como yo. Simplemente le dije que nadie podía ob
donde apoyaban a las nuevas promesas de bajos recursos. No quería pedirle nada más a mi padre, si tenía que empez
spuesto a arriesgarme por este nuevo propósito. En la escuela, no tan escuela, digamos que era una casa donde ayudaban a cumplir los sueños
no podíamos tomar licor. Me divertía mucho con mis nuevos amigos, estuve un año viviendo, trabajando y entrenando en la ciudad. Tenía muchos ami
ra ciclista, viajó aquí a la ciudad a perseguir su sueño. Desde que la vi llamo mi atención, era una mujer hermosa, alta de cabello negro y ojos marrone
gusto, Esteba
to -estrechó mi
va por aqu
, acabo de ll
cletas. Tenía la misma edad que yo y se había mudado aquí a la ciudad para perseguir su sueño, poder
ces entrenáb
istad, aunque reconozco que había otros sentimientos de por medio. Teníamos varias cosas en común, la más import
guapa, casi siempre la veía con su uniforme y ese día traía su cabello suelto, un vestido ne
hoy! -besé su mano
si nunca me organizo,
puse mi mano en su cintura
las ruborizadas-, quería ver
hermosa, hoy lo
esas cosas, pero trataba de hacer lo mejor. Bailamos como dos horas entre risas, porque yo tenía
a-, aunque creo que te pise muchas veces
y bonita, además tampoco bailé mucho -recostó su c
lé-, quería aprovechar el mome
e giró mirándome
a que tienes para luchar por tus sueños. Lo que más me gusta es que nos apasiona lo mismo, las bicicletas,
momento que te vi- sonrió-, fue algo así como amor a primera vista, me encanta tu form
esos. Sus labios tan cálidos y dulces. Decidimos empezar una relación, para ver c
onde ambos nos quedábamos. Cuando mi padre se enterar
o
va a Esteban en
inua