QUISO LUCH
ÍTU
cia L
azos-, tal vez para ti es tonto, pero para mí es la pr
rque aún lo tenía
anita de aquí, solo la minimizaste por eso se quedó a
ó las manos a su pecho
dije en voz alta, se me salió,
que pena contigo, dirás que
mirara-, no digas eso, no eres tonta, s
nte-, quiero que me
encontraron, trataba descifrar qué dec
ló el portátil-, tómalo, i
l y ella salió
ía que yo veía cosas que no eran? Me quedé acostado, abrí mi correo y revisé algunos mensajes. Apagué el portátil, me puse unos
al principio, como fue siempre. Seguí caminando por los linderos de la finca, luego decidí bajar a la tienda que hab
mano-, de haberlo sabido no hubiésemos ten
í, de haberlo sabido le hubie
r no perdía el tiempo, se acercó a ella con una sonrisa y empezó a hablarle, ella solo respondía lo necesario. Cuando salió de la tienda, él salió tras ella.
insistiendo, yo
lla, nunca antes vi
le dices lo mismo a to
o a las que me gustan, acéptam
asa de mis padrinos no quiere decir que puedo hacer lo qu
e que te vi estás metida aquí-señaló su cabeza-. Dime que sí, solo será una salida
ra algo interrumpí, no e
por su cintura, ella se ruborizó-, si quieres pue
caminando con Sandra, reaccioné y retiré mi mano de
n -inhaló-, es
-la miré-, ¿de verd
detuvo y
los ojos, de repente me entró c
os chicos deben pedir permiso primero. Hasta después de los 15 podía tener novio, esa fue
vale la pena lo que sea si la
ije eso, mi hermanito
e detuvo frente a mí clav
de principios y valores, mi primita -
eso de pedir permiso - inhal
-arqueó
ó la mirada-, si a eso s
pasó? -pregunt
se lo dieron, él creía que así todo ser
en
é que cuando no me visita
magino lo q
e encogió d
o no estabas
ería -me miró-, él
, entonces fui yo el que se
ino que quieres mucho a
año con alg
iempo, q
i casa, ella entró a la cocina con mi madre y yo seguí a mi habitación. En mi cabeza estaba decidido mantener mi distancia
rta entró la causa de perder la razón y pensar con el c
-sonrió dulcemente-, ¿a
ndo miraba de esa manera
mi mano a un lado de la cama par
nderlo y apagarlo, cómo buscar los archivos, fotos, videos, música. Luego conecté el internet para enseñarle a navegar, le expliqué que en Google podía bus
que ente
mal tú me ayu
sara nada, solo le das
ie
a en mi pecho. Sentí que el corazón se saldría de mi pecho, trataba de man
por si me equivoco -son
o y con ello todo el
s me daban miedo. Cerré los ojos sintiendo como mis fosas nasales se inundaban por su delicioso aroma, extendí mis bra
avegara en Google como le indiqué, con una sonrisa hermosa me dijo que para escribir en el buscador se demoraría montones pues ella no tenía
minaban al ver la cantidad de cosas que ahí salían. Puse mi barbilla en su hombro y todo su cuerpo vibró, pero imaginé que era por la emoción que sentía al saber que lo estaba logrando. Estaba ta
señé, al menos ya no tenía miedo de toc
se levantó -, gracias por
todo
ver una película
la velocidad del intern
la mayor de todas era miedo a lo desconocido, miedo a descubrir lo que era en verdad. No entendía tantas cosas. ¿Por qué si antes era invisible
A veces la mejor opción es huirle a los problemas, eso iba a hacer yo. Me puse unos tenis, estaba dispuesto a cog
evanté la mirada, vi a
dra? -respondí c
tan esos animales, lo que les lleva son cosas que so
no le ayuda? -v
además ni siquiera has ido a ver los conejos. Hijo, ¿no dejarás que ella cargue sola
gió de
y quieres pasar en la calle siempre, ve ay
o me la paso en la calle,
no ¿no me digas que irás a amanecer? -
stá bien,
ral tan lejos de la casa. Apresuré un poco el paso mientras negué con la cab
-se giró-,
sa. En verdad
males come
cajada por mi
ió-, ¿no los has
ue llegué no
que no son dos
ces? -p
s ojos y ella empezó a
rcaban al verla como si supieran a lo que iba. Empezó a sacar trozos de
o muerden - sonr
sonreí y m
da, como evitándola. Se levantó y caminó hasta el fondo del lugar, se inclinó tomó uno de los conejos más pequeños y lo llevó hasta su pecho. Caminé hasta ella, pasé mi mano por la pequeña
pregunta
ó quedando
s, como si me tuvieses miedo
liva y
inua